Las mentiras de Afganistán - Semanario Brecha
Las mentiras de Afganistán

El 11-S y los nueve objetivos de la ocupación

¿Cuáles fueron las mentiras de la guerra contra Afganistán? ¿Por qué los ciudadanos vuelven a caer una y otra vez en la trampa de las falsedades que cuentan los gobiernos tanto en la política exterior como en las cuestiones nacionales?

Foto: AFP, Noorullah Shirzada (pool)

Nos dijeron que el motivo de la invasión a Afganistán por 34 países equipados con las armas más mortíferas de la humanidad era capturar al socio de la Cia, el príncipe saudí Osama bin Laden. Durante los 21 mil ataques aéreos de los primeros días aplicaron a los desarrapados afganos un criminal e ilegal castigo colectivo: les lanzaron 20 mil bombas, provocando decenas de miles de muertos, heridos y mutilados y la huida de 2 millones de almas de sus hogares en aquel duro invierno. Y aquí unas preguntas:

¿Cómo no pudieron encontrarlo, si a Muammar Gaddafi, con los medios de que disponía como jefe de un poderoso Estado, lo localizaron para asesinarlo tan sólo un día después de la visita de Hillary Clinton a Libia?

¿Era necesario ocupar Afganistán con 300 mil soldados, si Estados Unidos tiene suficiente experiencia en asesinatos selectivos y golpes de Estado?

La desclasificación de parte de los secretos del 11de setiembre el pasado mayo implica a Arabia Saudita en el atentado. ¿Por qué entonces invadieron Afganistán y dejaron sin castigo a uno de los verdaderos patrocinadores del terrorismo?

¿Cómo es que los servicios de inteligencia paquistaní sabían que Bin Laden había muerto años atrás (quizás en 2002), como reveló Benazir Bhutto en 2007, y aun así Washington mantuvo el mito de su fantasma para mantener el negocio de la guerra contra el terror? Un mes después, Bhutto fue asesinada.

¿Por qué el presidente Barack Obama se ríe del mundo en 2011 en un asalto chapuza a Abbotabad para matar a un hombre al que llama Bin Laden? Lo único que consiguió fue perder a Pakistán para beneficio de China.

¿Por qué Obama prometió varias veces salir de Afganistán a sabiendas de que nunca iba a hacerlo?

Sin ruborizarse, Washington y sus aliados volvieron a mentirle al mundo para ocupar Irak: sabían perfectamente y por los informes de Hans Blix que en Irak no había armas de destrucción masiva.

Sabían que quien enviaba los sobres con esporas de ántrax en Estados Unidos era Bruce Ivins, el asesor del Fbi (que se suicidó, supuestamente, en 2008), y no Saddam Hussein, como aseguraba Colin Powell, mientras, sujetaba un botecito lleno de detergente o cal.

Los verdaderos motivos por los que Estados Unidos derrocó a Saddam Hussein fueron otros.

Volviendo a Afganistán, ahora Zbigniew Brzezinski, ex asesor de seguridad nacional de Jimmy Carter, revela otra de las mentiras oficiales de Estados Unidos que afirmaba que la Cia patrocinó a los muyahidines sólo para expulsar al Ejército Rojo de Afganistán. Brzezinski confiesa: James Carter firmó la orden de ayudar a los opositores del gobierno prosoviético de Kabul el 3 de julio del 1979, seis meses antes de la entrada de los soviéticos, con el objetivo de provocar una respuesta militar rusa y convertir a Afganistán en su particular Vietnam.

¿Por qué la Otan sigue ocupando Afganistán?

Entre los numerosos objetivos de la ocupación, como inyectar dinero a las empresas de armas tipo Lockheed Martin, que multiplicó por 15 el precio de sus acciones en la bolsa y recibió el mayor contrato militar de la historia (200.000 millones de dólares entre 2001-2002), destacan:

  • Reaccionar ante la creación de la Organización de Cooperación de Shanghái, liderada por China y Rusia, en agosto de 2001.
  • Ocupar el corazón de Asia central e instalar bases militares en las cercanías de China, Rusia, India (los tres pilares del grupo Brics) e Irán, la primera reserva mundial de gas y la tercera de petróleo.
  • Acceder a los recursos naturales (petróleo, gas, oro, cobre y diamantes) y los mercados de esta región recién independizada de la Urss.
  • Impedir la reunificación de las repúblicas ex soviéticas bajo el paraguas de Moscú.
  • Hacerse con el oro afgano. La financiera J P Morgan Chase firmó un acuerdo con el gobierno cliente de Kabul para llevarse 3,4 toneladas del metal.
  • La construcción del gasoducto de Turkmenistán (cuarta reserva mundial de gas) hasta el océano Índico, a través de Afganistán y Pakistán, por la compañía estadounidense Unocal. Los talibán fueron incapaces de establecer la seguridad en la ruta por donde iba a pasar. De hecho, en julio de 2001 los representantes de George Bush les dieron un ultimátum en una reunión con ellos en Berlín: o acaban con la inseguridad integrando a los opositores en el gobierno o ustedes mismos estarán acabados. Tras recibir la negativa de los integristas, Estados Unidos lanzó una campaña mediática para demonizarlos y así preparar a la opinión pública para ir a “salvar a las mujeres del burka” entre otras falsedades. El 9 de setiembre Ahmad Shah Masud, el héroe nacional afgano, quizás el único que podía organizar una gran resistencia a la ocupación de la Otan, fue asesinado.
  • Restaurar el cultivo de la adormidera, prohibido por el Talibán, lo que había provocado una gran crisis en el mercado mundial del opio y la heroína y también en algunos bancos, parte de cuya liquidez proviene del narcotráfico. El precio del opio en 2002 fue casi diez veces mayor que en 2000. El Afganistán de 2001, dominado por la inmensa tropa de la Otan, se convirtió en el principal productor de estas drogas a nivel planetario. Los cárteles internacionales no sólo matan a miles de personas por la adicción, sino que obligan a los agricultores afganos a producir opio en vez de trigo y patatas. Muchos lo mastican para matar el hambre, el dolor, lo suministran a los bebés para que dejen de llorar. La adicción de la casi totalidad de la población y las deudas contraídas con los traficantes empujan a miles de padres a entregar a sus hijas para saldar sus deudas, creando el fenómeno de las “novias de la droga”.
  • La rentable campaña de la guerra contra el terror dirigida por el gobierno de George Bush para secuestrar y torturar a los ciudadanos de cualquier país del mundo pretendía ocultar bajo su escudo militar-capitalista el principal problema de la humanidad, que era y es el terrorismo de la pobreza, responsable de la muerte de 60 mil personas cada día.
  • Anular a la Onu sustituyéndole por la Otan para resolver los conflictos del mundo, haciendo de bombero pirómano.

Con la marcha de Obama de la Casa Blanca se abandonará su doctrina de regreso a Asia para contener a China. Washington, que hoy comparte el dominio sobre el país con los terroristas del Talibán que “no son enemigos de Estados Unidos”, según afirma John Kerry, difícilmente podrá mantenerse en un país sin acceso al mar, donde además depende de la gentileza de Rusia y Pakistán, dos países nada amigos, para enviar equipos militares y alimentos a sus tropas en aquella ratonera.

(Nazanin Armanian es una politóloga y escritora iraní exiliada en España desde 1993. Tomado de Público.es, por convenio.)

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Crímenes de guerra

La fiscalía de la Corte Penal Internacional (Cpi) afirmó que Estados Unidos fue responsable de crímenes de guerra al menos hasta 2014. En un informe que se hizo público en octubre pasado), el organismo, creado en 2003 y basado en La Haya, Holanda, estableció que soldados estadounidenses sometieron al menos a 61 detenidos a torturas en 2002 y que oficiales de la Cia hicieron lo mismo a otros 27 entre 2003 y 2004 y, “en algunos casos”, hasta 2014. Los hechos, probados por numerosos testimonios, tuvieron lugar en campos clandestinos de detención dependientes de la Cia diseminados por todo el territorio del país asiático, aunque fue en las provincias de Kandaharm y Helmand donde sucedieron los más aberrantes. La corte también acusa a los talibán y sus aliados y al gobierno afgano, en especial a sus servicios de inteligencia y a la policía, de haber cometido crímenes de guerra.

Afganistán aceptó incorporarse a la Cpi, pero no así Estados Unidos, que cuando el organismo fue creado por el Estatuto de Roma, bajo la presidencia de George W Bush, dijo que no adhería a él porque sus soldados estaban siempre en el frente de batalla y podrían ser injustamente acusados de crímenes de guerra o contra la humanidad. Aun así, Washington es firme partidario de denunciar a personalidades y militares extranjeros ante la Cpi, y criticó recientemente la decisión de tres países africanos (Burundi, Sudáfrica y Gambia) de retirarse del organismo.

Respecto del presente informe, Estados Unidos lo rechazó de plano. “No creemos que el examen o la investigación de la Cpi sobre actos del personal estadounidense en Afganistán sean justificados o apropiados”, dijo la portavoz del Departamento de Estado Elizabeth Trudeau. “Disponemos de un sólido sistema nacional de investigación y responsabilidad que es tan bueno como cualquier otro y no necesitamos que nadie nos investigue”, agregó.

Pablo Pozzolo

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