De la cuna a la cama - Semanario Brecha

De la cuna a la cama

Nuevas cifras sobre el matrimonio infantil dan cuenta de que se trata de una realidad universal en la que las niñas son las más afectadas. En todo el mundo, más de 700 millones de mujeres contrajeron matrimonio cuando todavía eran menores de 18 años, y 250 millones no habían cumplido los 15 años en el momento de casarse.

Mientras muchos posan sus miradas críticas en las nuevas generaciones a las que el matrimonio les resulta una tradición obsoleta, hoy se continúa dando la espalda a niños y niñas cuyos derechos son vulnerados en silencio. Nuevas cifras sobre el matrimonio infantil dan cuenta de que se trata de una realidad universal en la que las niñas son las más afectadas. En todo el mundo, más de 700 millones de mujeres contrajeron matrimonio cuando todavía eran menores de 18 años, y 250 millones no habían cumplido los 15 años en el momento de casarse.

Según estudios realizados por la Unicef, las niñas que se casan a temprana edad tienden a abandonar la educación formal y a quedar embarazadas: “Las muertes maternas relacionadas con el embarazo y el parto son un componente importante en la mortalidad de las niñas de 15 a 19 años en todo el mundo, lo que representa 70 mil muertes cada año”. Además las posibilidades de que sus bebés mueran en el primer año de vida son un 60 por ciento mayores que en el caso de madres mayores de 19 años. El bebé tiene más probabilidades de sufrir bajo peso, desnutrición y desarrollo físico y cognitivo tardío.

Otro de los problemas es que las esposas menores de edad tienden a sufrir violencia y abusos, como le sucedió a Fraidy Reiss, creadora de la fundación Unchained at Last –organización que ayuda a mujeres y niñas a escapar de matrimonios forzados en Estados Unidos–, quien fue obligada a contraer matrimonio a los 19 años con un hombre mayor que la violentaba.

Hoy, al fin divorciada y con educación universitaria completa, Reiss intenta ilustrar “una situación aterradora”. Aunque generalmente los matrimonios infantiles y los arreglados se asocian a países de Asia meridional y África, en Estados Unidos la cifra es preocupante. Según datos cosechados por Unchained at Last, sólo en el estado de Nueva York 3.853 niños contrajeron matrimonio entre 2000 y 2010. Y en el estado de Nueva Jersey los datos del Departamento de Salud revelan que entre 1995 y 2012, 3.499 niños se casaron, el 91 por ciento con un adulto.

En Estados Unidos la ley establece que la edad mínima para contraer matrimonio son los 18 años de edad, pero “todos y cada uno de los estados tienen excepciones que autorizan bodas por debajo de esa edad. Y eso es muy problemático”, declaró Reiss a Bbc Mundo. En muchos sitios sólo es necesario el consentimiento de los padres o tutores y la autorización de un juez; nunca se investiga si el matrimonio es forzado. En este último caso, “uno o ambos de los involucrados no han dado su consentimiento para casarse”, dice la investigadora, y agrega que “uno u otro puede ser presionado, maltratado, amenazado o golpeado para ser forzado en ese matrimonio”.

Según datos aportados por Promundo, una organización mundial que promueve la justicia de género, en Latinoamérica (donde el 29 por ciento de las menores de 18 años están casadas o en unión) las mayores tasas están presentes en Brasil (36 por ciento), República Dominicana (41), Nicaragua (41) y Honduras (34). Se estima que Brasil es el cuarto país en cuanto al número total de casamientos infantiles en todo el mundo: 88 mil niñas y niños (de entre 10 y 14 años) están en lo que el censo nacional clasifica como uniones “consensuales”, civiles y/o religiosas en Brasil.

Desde la aprobación de la ley de matrimonio igualitario, en 2013, en Uruguay está prohibido el casamiento de menores de 16 años, y quienes tienen entre 16 y 18 años deben presentar el consentimiento de los padres o tutores. Si bien no hay datos específicos sobre matrimonio infantil, un registro de 2014 de los edictos aparecidos en el Diario Oficial publicado por El País dio a conocer que en ese año 150 uruguayos de 19 años o menos contrajeron matrimonio en la capital; 22 eran menores, tenían 16 y 17 años.

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