Entre dos mundos - Semanario Brecha
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Entre dos mundos

Un libro en el que participan varias voces propone un viaje hacia una de las carreras más prolíficas, incomprendidas y sorprendentes del siglo que pasó. Los Palanti, desde Milán a la plaza Independencia, un camino sinuoso que aúna todos los excesos y todas las sorpresas.

L’ Eternale Mole Littoria, corte, 1924

El Palacio Salvo está ahí desde siempre –o al menos así lo parece–, y es probable que muchos de los caminantes de esta ciudad compartan en todo o en parte, con respecto a la solemne torre, lo que dice el narrador de La tregua, de Mario Benedetti: “He aprendido a querer ese monstruo folclórico que es el Palacio Salvo. Por algo figura en todas las postales para turistas. Es casi una representación del carácter nacional: guarango, soso, recargado, simpático. Es tan, pero tan feo, que lo pone a uno de buen humor”. Es así; guste o no, uno al Salvo lo quiere, aun sin saber nada de Mario Palanti, el autor del “monstruo folclórico”, que siendo italiano difícilmente pensara en el “carácter nacional” (uruguayo), o supiera qué exactamente quiere decir “guarango”, y ciertamente se sentiría desolado po...

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