El fantasma del período especial - Semanario Brecha

El fantasma del período especial

Las medidas aplicadas por el gobierno cubano para enfrentar la crisis incluyen la disminución del suministro de electricidad en organismos y empresas de Estado, y la reducción de gastos en divisas.

A un año del reestablecimiento de las relaciones diplomáticas, EEUU mantiene el embargo económico a la isla / Foto: AFP, Yamil Lage

Los cubanos temen volver a soportar las penurias del llamado “período especial económico”, por la nueva crisis que afecta al país y ha obligado al gobierno a tomar un programa de medidas de austeridad. El fantasma del período especial, como se denominó a la aguda depresión de los noventa, recorre otra vez los hogares, aunque gobierno y especialistas coinciden en que la nueva crisis es diferente y existen recursos para afrontarla.

El presidente, Raúl Castro, reconoció este mes la crisis y alertó que vienen tiempos duros, mientras tomó medidas a favor del ahorro energético y la contención del gasto de divisas, además de sustituir al ministro de Economía y Planificación, Marino Murillo, por Ricardo Cabrisas, un veterano y eficaz negociador en las áreas de comercio exterior y las relaciones financieras.

A principios de julio, Castro y el entonces aún ministro Murillo insistieron en que el programa de ajustes diseñado para enfrentar la falta de liquidez financiera y el desabastecimiento petrolero afectaría “lo menos posible” a los 11,2 millones de habitantes del país. Pero ya son numerosas las quejas por imprevistos cortes de energía eléctrica.

La empresa estatal Unión Eléctrica insistió este mes en que las interrupciones en el sector residencial se deben a imprevistas roturas y a la poda de árboles, usual en el inicio de la temporada ciclónica, de junio a noviembre.

Las medidas aplicadas por el gobierno incluyen disminución del suministro de electricidad en organismos y empresas del Estado, y reducción de gastos en divisas. Además se da prioridad, en el uso de la reducida disponibilidad de divisas y de oferta energética, a aquellos sectores que aseguren ingresos externos, como el turismo, y que sustituyan importaciones.

Durante la grave recesión que siguió a la extinción de la Unión Soviética y la desaparición del campo socialista, a inicios de la década del 90, Cuba perdió el suministro petrolero proveniente de Moscú y sus principales mercados. Los apagones pasaron a llamarse popularmente “alumbrones”, por su frecuencia. Entre 1989 y 1993, lo más crítico del período especial, el país registró una caída de 34,8 por ciento de su Pbi. Según los analistas, la contracción en el suministro de combustible desde Venezuela, el principal socio comercial de Cuba durante este siglo, es el origen de los problemas que han desacelerado la economía en el primer semestre de 2016, cuando apenas creció 1 por ciento, la mitad de lo previsto.

De acuerdo a un convenio vigente desde 2000, Caracas abastece a La Habana de unos 90 mil barriles diarios de petróleo, a cambio de profesores, médicos y otros servicios. El corte abrupto de este intercambio generaría un gasto de 1.300 millones de dólares anuales, según expertos internacionales. “La analogía es evidente, aunque Caracas representa hoy menos de lo que Moscú significó, hace más de dos decenios, para el comercio, el desarrollo y las finanzas de Cuba”, comentó en un artículo sobre el tema el periodista especializado en temas económicos Ariel Terrero.

Pese a su baja calidad, el crudo extrapesado y el gas de producción cubana satisfacen 40 por ciento del consumo energético del país, entre ellos la generación de electricidad, aunque es preciso aligerarlo con petróleo de importación. Existen planes para elevar hasta un 24 por ciento en 2030 la matriz energética utilizando fuentes renovables.

Pávor Vidal, otro economista, alertó que “se sabía” que la crisis de Venezuela tendría un efecto negativo sobre Cuba, pero aun así se mantuvo alta la dependencia comercial y financiera con ese país, en tanto la renegociación con acreedores y la apertura de nuevos espacios de integración internacional no se han traducido en mayores flujos comerciales y de inversiones. Antes de llegar a un nuevo período especial, “la primera fase por la que transitaremos es una fuerte contracción de la disponibilidad de divisas, que pondrá en riesgo la acertada política de estos años de renegociar y poner al día las finanzas internacionales”, opinó este profesor de la colombiana Universidad Javeriana, de Cali.

Por tanto, el primer desafío será evitar un “corralito financiero” como el de los años 2008 y 2009. Vidal reiteró que en la actualidad las opciones para amortiguar el impacto incluyen dar luz verde a los proyectos de inversión extranjera en proceso de aprobación y eliminar el monopolio estatal sobre el comercio externo, lo que implica abrir un “mercado competitivo de insumos y bienes de capital físico”. También propone expandir el espacio de la pequeña y mediana empresa privada y las cooperativas, con posibilidad de que participen los profesionales. “Es decir, la respuesta a la crisis tiene que ser una combinación de ajuste (que es lo que ya tiene planeado el gobierno) y de liberalización de los mercados”, dijo.

El recambio en el Ministerio de Economía y Planificación colocó desde el 14 de este mes al frente de esa crucial cartera a Cabrisas, de 79 años, una de cuyas últimas gestiones fue la renegociación de la deuda con el Club de París. En su nuevo cargo, Cabrisas va a tener que hacer uso de esa experiencia para tratar de preservar la credibilidad de Cuba ante sus deudores y hacer manejable el endeudamiento externo. Murillo, de 55 años, se mantiene como jefe de la Comisión Permanente para la Implementación y Desarrollo, responsable del proceso de actualización del modelo económico del país.

La difícil coyuntura económica coincide con el primer aniversario del restablecimiento oficial de relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos, el 20 de este mes. Desde entonces, ambos países han mantenido un fluido diálogo, aunque la total normalización de los vínculos bilaterales continúa entorpecida por el mantenimiento del embargo económico estadounidense a la isla. El presidente Barack Obama anunció en marzo en La Habana que se eliminaría la prohibición de que Cuba use dólares en sus transacciones internacionales, pero “lo cierto es que no se ha logrado todavía efectuar pagos ni depósitos en efectivo en esa moneda”, se quejó Castro.

* Periodista de la agencia Ips.

 

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