El galerista como dinamizador “No existe, realmente, el Arte. Tan - Semanario Brecha

El galerista como dinamizador “No existe, realmente, el Arte. Tan

El pasado día 11 de octubre falleció Jorge Castillo (Montevideo 1933-2016). Fue un pionero en nuestro medio en la visión del galerista como dinamizador del hecho cultural. No se trataba solo de comerciar arte, y si de comerciar arte se trataba, había que hacerlo bien, formando al público, concibiendo buenos catálogos, mostrando la obra dentro y fuera del país.

 

“No existe, realmente, el Arte. Tan sólo hay artistas.” Este es el comienzo de La historia del arte, de Ernst Gombrich. La intención del célebre historiador vienés al escribir estas líneas era la de evitar al lector, al menos por un breve lapso, la difícil definición del Arte, así con mayúscula. Pero es lícito y justo agregar: existen también los historiadores del arte, los comitentes, los críticos, los coleccionistas, los marchands, los curadores… y la lista no se cierra, porque lo que hacen los artistas, cualquiera sea su postulado, sólo puede prosperar en un entorno donde se le otorgue una sanción social y simbólica perdurable. Cuando todos los demás actores del ámbito artístico se debilitan, se deprime el mercado, los historiadores no investigan y los críticos no critican, los artistas son los primeros en verse perjudicados.

El pasado día 11 de octubre falleció Jorge Castillo (Montevideo 1933-2016). Fue el histórico director y fundador de la Galería Sur, actualmente en la Barra, Punta del Este, con más de treinta años de trayectoria en nuestro medio. Fue un pionero en nuestro medio en la visión del galerista como dinamizador del hecho cultural. No se trataba sólo de comerciar arte, y si de comerciar arte se trataba, había que hacerlo bien, formando al público, concibiendo buenos catálogos, mostrando la obra dentro y fuera del país.

De joven militó en el Partido Comunista y fue detenido y encarcelado en los años de la dictadura cívico-militar. Estudió en Bellas Artes y se formó en historia del arte con los teóricos argentinos Julio Payró y Jorge Romero Brest. Pero a este aprendizaje hay que sumar sus continuos viajes por el mundo que lo llevaron a conocer los grandes museos, galerías y ferias de arte.

La Galería Sur fue un fiel reflejo de sus inquietudes y de su carácter refinado y afable: se encargó de difundir a los grandes maestros uruguayos, como Rafael Barradas, Pedro Figari, José Gurvich, Joaquín Torres García, y también a creadores mayores del “otro lado del charco”, como Alberto Greco, Alfredo Hlito y Antonio Berni. Del rosarino representó el patrimonio de sus herederos con una colección de las más grandes existentes en la región, que destacó en las ferias anuales de ArteBa como uno de sus puntos altos. No descuidó tampoco la creación de los jóvenes valores del medio, impulsando la carrera de los hoy reconocidos pintores Eduardo Cardozo, Marcelo Legrand, Gabriel Bruzzone, entre muchos otros. La Galería Sur mantuvo y mantiene, junto a la labor de su hijo Martín, el nivel de calidad de las mejores del continente, ajena a las corrientes de frivolidad que a menudo asolan a la península.

Jorge Castillo fue un “degustador” como pocos de la obra de Figari, que promovió en eventos internacionales, como en la XXIII Bienal de San Pablo en la que organizó el envío y curó la importante exposición del maestro. Realizó muestras temáticas de Figari en su galería, exposiciones que revelaban facetas no tan conocidas por el gran público, como “Los paisajes a la luz de la luna” (1985 y 1996) o la retrospectiva-homenaje en el verano de 1989, en la que se exhibieron más de 40 obras. La última gran exposición de Figari en la Galería Sur fue en el verano de 2014, Memorias de un modernista americano, que dejó tras su paso un hermoso y cuidado catálogo.

Echaremos de menos las largas charlas, su pasión por el arte, su simpatía. De la obra y pensamiento de Figari resumió: “Las preocupaciones esenciales de Figari siguen presentes: autenticidad en la expresión, búsqueda de la identidad americana, preo-cupación ante el decaecimiento de la ética, la educación como modeladora de la cultura.” Son palabras que también definen a Jorge y con las que lo asociaremos siempre.

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