Mujeres en Bletchley Park - Semanario Brecha

Mujeres en Bletchley Park

No he visto la película “El código Enigma”, y creo que no la veré. Leyendo crónicas sobre el trabajo del director noruego Morten Tyldum encuentro que se habla de un trabajo de machos, realizado para descodificar los mensajes alemanes en la Segunda Guerra Mundial.

El código enigma

La decena de hombres que iniciaron el trabajo para descifrar el código alemán –ajedrecistas, matemáticos, ingenieros– pronto fueron desbordados por los trabajos, sobre todo para atender lo que se llamó the bomben,1 la máquina que rastreaba todos los mensajes alemanes automáticamente. Era un trabajo de escala industrial. La realización de esa tarea requería mano de obra. En tiempos de la Segunda Guerra era difícil conseguirla masculina. Por eso se buscó mano de obra femenina.

Se emplearon mujeres que prestaban servicios en la marina inglesa. Pronto se comprobó que era ese tipo de personal el que servía inmejorablemente para manejar los controles de “la bomba”.

El trabajo de las mujeres en el rastreo de los mensajes enemigos y en otros sectores de Bletchley Park contribuyó tanto o más que el de los hombres para lograr la victoria técnica e intelectual que fue la decodificación de Enigma, dirigida por el genio Turing. Las muchachas que integraron un cuerpo que alcanzó una población de 10.500 personas fueron al final de la guerra 7mil.

Trabajaron en condiciones de calor y aislamiento, la mayoría del tiempo sin saber si su aporte era valioso o para qué servía. Tanto que sufrían ataques de nervios por estar en una situación que se podría asimilar a la de un preso. El secreto del trabajo lo exigía. Lo que fue por demás injusto con esas mujeres, todas muy jóvenes, fue la paga. Mientras a un hombre se le pagaban seis libras, a una mujer se le daban dos. Un sueldo que no daba ni para comer.
Las condiciones que imponía la guerra hicieron sin embargo que las barreras del machismo en cierto modo se abatieran, cuando algunas mujeres pudieron demostrar una capacidad intelectual igual o superior a la de los egresados de Oxford y Cambridge.

Joan Clarke demostró su genio con su aporte para desarrollar el método para ubicar las posiciones de Enigma, pero no le fue reconocido; no pusieron su nombre a su trabajo y lo designaron con el de un hombre que había comenzado con la investigación sin llevarla a cabo. El menosprecio por el trabajo de esta mujer recuerda al llevado adelante contra otras mujeres que brillaron por su inteligencia y capacidad. Menosprecio del que fue objeto madame Curie cuando pese a sus dos premios Nobel se le negó el ingreso a la Academia de Ciencias francesa, el menosprecio que le demostró Einstein cuando la conoció.

El aporte de las mujeres en todos los campos fue tanto como el de los hombres para el éxito de Inglaterra en la guerra. Sin embargo no ha sido reconocido en toda su dimensión.

http://youtu.be/xJpHI7sNrAE

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