Opciones diferentes - Semanario Brecha

Opciones diferentes

La reposición de un unipersonal acerca de una científica excepcional, un texto que pone al descubierto ciertos problemas que pueden tener lugar en un espacio al que asisten niños y un gran clásico del teatro estadounidense se han dado cita en la cartelera de los últimos días.

Madame Curie (Alianza, sala 2), de la polaca Mira Michalowska, dirigida por Jorge Curi, vuelve por sus fueros para revelar lo que dice una periodista que entrevista a la famosa mujer de ciencia, papeles que en forma alternativa asume una estupenda Nidia Telles, también encargada de conducir a los espectadores por tres distintos ambientes de los que ésta se adueña con naturalidad. El texto, aparte del mérito de saber incluir las más importantes características de un personaje de peso y de la época en que le tocó vivir, no descuida las alusiones a un descubrimiento capaz de albergar peligrosos contornos si no se lo utiliza con los cuidados que corresponde. Con la única presencia de Telles en escena y el experto armado impuesto por Curi, desde el propio comienzo el espectáculo atrapa el interés de los asistentes dispuestos a acompañar a la anfitriona en un recorrido que a todos involucra.

El principio de Arquímedes (Alianza, sala China Zorrilla), del catalán Josep María Miró, con dirección de Mario Ferreira, desde el título alude a los cuerpos de los niños que se sumergen en la piscina de un gimnasio, y uno de los cuales, al parecer, ha sido molestado sexualmente por uno de sus instructores. Todo resulta, sin embargo, relativo, y los hechos en cuestión pueden obedecer a la mala interpretación de algunos y a la velocidad con que, tantas veces, se expanden los rumores. El enseñante niega la acusación y hay gente en derredor que da la impresión de creerle, más allá de ciertos padres alarmados no sólo por el episodio en sí sino también por el manejo de acontecimientos de este tipo en una sociedad capaz de desprestigiar a una persona sin mayores pruebas a la vista. Habida cuenta del interés del tema que plantea Miró, cabe reprocharle el uso y abuso de flashbacks que no parecen necesarios para desgranar una historia capaz de progresar sin retrocesos que fragmentan el desarrollo e impiden a la platea observar a los personajes con el detenimiento que merecen. Los actores –Luis Musetti y Chino Noda, como dos de los instructores, Ileana López, en el papel de encargada del local, y Mariano Prince, encarnando a uno de los progenitores–, de todos modos, lucen creíbles a lo largo de un asunto que daba para mucho más.

La gata sobre el tejado caliente (Verdi), de Tennessee Williams, dirigida por David Hammond, echa una sagaz ojeada a la crisis familiar provocada por la enfermedad del fundador de una poderosa estirpe sureña que se prolonga en dos hijos que parecen no entenderse, y en el hecho de que uno de éstos –el marido de la “gata” del título– no cuenta con ningún descendiente. Más que una temática que, en otras manos, podría dar lugar a series y teleteatros más bien infames, del tipo Dinastía, importa aquí el magistral tratamiento del asunto que emprende un dramaturgo del calibre de Williams, alguien capaz de prestarle atención a las motivaciones de cada una de las siluetas involucradas y sin mostrar a cualquiera de ellas como dueña de la verdad absoluta. El hombre se limita entonces a dibujar seres creíbles que se enfrentan en una situación que los empuja a confrontaciones –la gata y su marido, éste con su padre, la madre con uno y otro hijo– ejemplares que hacen avanzar el desarrollo y, por cierto, comprometen hasta a aquellos espectadores, en un principio, ajenos a una trama que no los predisponía en absoluto. Hammond lleva a cabo la tarea de dirigir con la fidelidad que le merece un autor tan apegado a las frases que pone en boca de sus personajes como a las imágenes que éstas despiertan en la platea. En el inspirado marco de la escenografía expresionista que plantea Osvaldo Reyno, el director consigue que la representación adquiera el ritmo pautado por las tensiones que provocan los implicados en una historia que, en manos de quien la escribe, alcanza la grandeza de los clásicos. El elenco responde a la altura del compromiso, con especial lucimiento de Natalia Chiarelli (Maggie, la gata), Fernando Dianesi (Brick, su marido), Juan Worobiov (el padre), Claudia Rossi (la madre), Luis Martínez (el hermano) y Roxana Blanco (la cuñada). Un verdadero acierto del elenco oficial.

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