Como el Uruguay no hay. O no había. De ello viene a dar cuenta la tragicomedia incorregiblemente uruguaya a la que convida la historia de la “Biblioteca china” y su estadía en Montevideo. En rigor, la historia de la milenaria y poderosa Biblioteca Sino-Internacional y su silenciosa permanencia en la Biblioteca Nacional durante más de 40 años. Acaba de editarse “De la dinastía Qing a Luis Batlle Berres. La Biblioteca China en Uruguay”,1 una investigación de Alfredo Alzugarat que arma por fin el puzle en un libro obligado a tener visos de comedia de enredos y novela de espionaje.
Estas líneas, una reducida glosa del libro de Alzugarat, ya querrían tomar prestadas algunas palabras de Edward W Said –para de paso darle justificación al título de la nota–, pero quizás alcance con decir que la...
Artículo para suscriptores
Hacé posible el periodismo en el que confiás.
Suscribiéndote a Brecha estás apoyando a un medio cooperativo, independiente y con compromiso social
Para continuar leyendo este artículo tenés que ser suscriptor de Brecha.
¿Ya sos suscriptor? Logueate