Poca cabeza, mucha ambición - Semanario Brecha

Poca cabeza, mucha ambición

Russia Today difundió una serie de encuestas realizadas en Francia por Sondeos Ifop. La peculiaridad de la encuesta es que la misma pregunta fue realizada con décadas de distancia con resultados son bien distintos: “¿Cuál es la nación que más ha contribuido a la derrota de la Alemania nazi en 1945?”.

“Se los dije”, habría sido la expresión, mezcla de fastidio y sorpresa, de Pier Paolo Pasolini. “Se los dije. Medio siglo de televisión y consumismo no dejarían nada en su lugar. La estupidez ocuparía el lugar de la cultura popular, y hasta de la cultura a secas”. No lo dijo, claro, porque murió bastante antes de que sus predicciones mordieran la sociedad, deformando los rasgos de convivencia y humanidad que la habían caracterizado durante siglos. Sí, durante siglos.

Hace unos días Russia Today difundió una serie de encuestas realizadas en Francia por Sondeos Ifop. La peculiaridad de la encuesta es que la misma pregunta fue realizada con décadas de distancia y, como puede adivinarse, los resultados son bien distintos.

“¿Cuál es la nación que más ha contribuido a la derrota de la Alemania nazi en 1945?”, reza la pregunta. En mayo de 1945, el 57 por ciento de los franceses afirmaba que la Unión Soviética era el país que más había aportado a la derrota de los nazis, frente a un 20 por ciento que sostenía que había sido Estados Unidos y un doce por ciento, Reino Unido. En realidad, las respuestas eran adecuadas a la realidad aunque había cierta injusticia. Ciertamente, el grueso de la Segunda Guerra Mundial transcurrió en suelo ruso, desde donde partió la contraofensiva que barrió el poder nazi. Entre los 55 millones de muertos que hubo en la contienda, casi la mitad, 24 millones, fueron rusos, aunque algunas cifras los elevan hasta 27 millones.

Sin embargo, las respuestas desconsideraban la destrucción que había afectado al Reino Unido por los incesantes bombardeos nazis, que devastaron prácticamente Londres. También ignoraban la contrainteligencia británica; las innovaciones de Alan Turing y su desciframiento de los cables nazis, que cambió radicalmente el curso de la guerra. Estados Unidos por su parte sufrió poco más de 200 mil muertos, pero en realidad fue el país que aportó mayor cantidad de materiales bélicos durante el conflicto.

En mayo de 1994 se volvió a preguntar a los franceses por la misma cuestión: el 49 por ciento afirmaba que Estados Unidos había sido el país que más había contribuido a la derrota de los nazis, frente a un 25 por ciento que sostenía que había sido la Unión Soviética y un 16 por ciento el Reino Unido. Diez años después, en 2004, la tendencia se mantuvo: el 58 por ciento de los encuestados sostenía que Estados Unidos había sido el país que más aportó a ganar la guerra frente a un 20 por ciento que afirmaba que había sido la Unión Soviética.

Hasta ahí los datos de la encuesta. ¿Qué ha cambiado en medio siglo para que la percepción sea tan diferente? Los franceses de 1945 se informaban a través de la radio y los diarios, pasaban largas horas en bares y tabernas, y las mujeres en mercados y en sus propios barrios. Asistían a clubes sociales y deportivos, ateneos culturales y espacios como plazas y parques. Unas y otros tenían relaciones cara a cara, de confianza personal. Esos vínculos eran sólidos, profundamente subjetivos, de ser humano a ser humano. Era otro mundo, como el que en los años setenta ya añoraba Pasolini.

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