Por la vuelta - Semanario Brecha

Por la vuelta

Incorrecta, incómoda, ácida, complicada, así volvió La Mojigata que para muchos está más mojigata que nunca. Volvió al Carnaval después de cuatro años fuera del concurso oficial y eso generó muchas expectativas en sus fieles seguidores y en aquellos que prefieren las murgas que cantan fuerte pero que saborean las letras refinadas.

Desfile de Carnaval 2017. Foto: Mariana Cecilio

Aquel febrero de 2012 podría haber sido el fin de la murga joven que fue pionera en dar el paso hacia el concurso oficial del Teatro de Verano. Un decimocuarto lugar en el certamen, no pasar a la liguilla y un hastío con el concurso hizo que muchos tiraran el “nunca más carnaval”. Sin embargo, hubo quienes siempre supieron que volverían. Pero los años pasaban y la murga no salía. En 2013 se soñó con un espectáculo de un estilo más teatral, algo parecido a lo que hizo Agarrate Catalina en 2016 con Un día de Julio, pero tampoco se pudo. Hubo otro intento en 2014 y nada. En 2015 estaba todo pronto, volvía La Mojigata, pero la baja de un integrante clave de la murga hizo que el resto desestimara la idea. El año señalado fue, finalmente, 2016. ¿Cuál fue el factor determinante? “Nada extraño, un montón de ganas y el empuje de la gente que no paraba de preguntarnos para cuándo”, dicen sus integrantes.

A diferencia de lo que el público cree, el Carnaval no empieza con los primeros calores y los ensayos. Hay Carnaval en invierno o por lo menos así es para La Mojigata. La vuelta se definió en el escenario más pesimista que se pueda dibujar y así lo recuerda Pablo Abdala, uno de los viejos de la murga que este año es el responsable de tocar los platillos: “Hubo una noche que fue clave, de invierno, con un frío bárbaro, que nos íbamos cuatro o cinco, caminando por Paso Molino. Teníamos tremendas ganas de sacar la murga, pero de esa idea se bajaron varios compañeros clave y fue como ‘¿Qué hacemos? Ya está ¿no?’. Era un domingo, me acuerdo”.

Pero siguieron. A quién convocar era la gran pregunta. A La Mojigata no le calza el traje de ser una murga de grandes figuras, más bien el estilo de sus integrantes es totalmente ajeno al mundo de los consagrados carnavaleros. “El momento de la convocatoria fue delicado –recuerda Ignacio Alonso–, la murga no salía hacía cuatro años, pero tenía diez para atrás donde había participado mucha gente. ¿A quién llamamos? La decisión que tomamos fue arrancar con el grupo de 2012 y de ahí ir para atrás.” De los que llamaron, muchos desistieron, el contexto para salir no era el mismo, algunos no querían resignar vacaciones, para otros el tiempo de murga había pasado. El equipo se terminó de conformar con mucha gente nueva, varios del certamen de murga joven que tenía cierto fee­ling con La Mojigata. A mitad de año empezaron los talleres, se tiraban los posibles temas del año, se armaban grupos y se discutía. Luego cada grupo presentaba su idea, algo muy lúdico y educativo. Surgió así la idea de que el hilo conductor del espectáculo 2017 fueran las encuestas, y hubo que salir a la calle a hacer encuestas, ver cómo reaccionaba la gente y obtener ideas desde allí. “No tenemos nada con las encuestas ni con las encuestadoras, más bien ellas tienen con nosotros. Cualquier tema que se da en la actualidad, ya hay una encuesta que avala o no determinada opinión. Ellas se metieron con nosotros, opinan de todo, y es por eso que elegimos meternos con ellas”, explica Ramiro Perdomo.

En un pasaje del espectáculo se dice:

“Ante la pregunta —¿Qué le pareció la murga? el pueblo contestó:

Fede —Yo la vi en el Teatro de Verano, muy buenos los gorros de la despedida.

Laura —Yo la vi en el Velódromo, no sabía que tenían gorros en la despedida.

Nando —Yo la vi en un tablado municipal, no sabía que tenían despedida.”

La dinámica de los talleres permitió además afianzar el vínculo con los nuevos integrantes que entendieran lo que es La Mojigata, y además contagiar el concepto de una murga autogestionada.

LA FOTO A COLOR. Cuatro años más tarde, el ensayo en el Faro de Ingeniería encuentra un montón de niños correteando, más quilos y más canas. La Mojigata está cambiada, los comentaristas de Carnaval dicen que está más madura, mientras que sus integrantes creen que está más mojigata que nunca. La organización de este año fue uno de los cambios que los integrantes de la murga destacan como más positivos. Anteriormente cada murguista, además de realizar su tarea arriba del escenario, debía integrar una comisión para determinada función: “El año pasado en la primera reunión que tuvimos en invierno dijimos que esto debía cambiar: nadie tenía que tener una obligación extra y eso le dio mucha salud al funcionamiento”. Este año se creó una comisión organizadora que lideraba las decisiones y varios grupos puntuales. (Mientras Brecha conversa con los responsables de las letras en una mesa más atrás, cerca del parrillero, un grupo de seis o siete personas trabaja en lo que será el desfile por 18 de Julio.)1

Las letras son el punto fuerte de la murga y la razón por la que es preferida por muchos seguidores. El canto, por otra parte, es el punto que algunos prefieren criticar. La especialista en temas de Carnaval Milita Alfaro entiende que “es inimaginable que la murga renuncie a ese estilo, pese a que suponga pagar un determinado precio en materia de concurso e incluso de popularidad masiva”.

Este año, y después de la dinámica de talleres, se definió un grupo responsable de los textos: Federico Silva, Facundo García, Pablo Abdala, Ignacio Alonso y Diego Méndez. A ellos hay que sumarles la colaboración de toda la murga, porque la dinámica de todos los días hace que cualquiera tenga algo interesante para aportar. “Acá no es vení, cantá y andate. Alguien trae la letra y vos cantá. No, la dinámica es más participativa”, asegura Perdomo.

Los temas universales y polémicos que la murga trata este año potencian la discusión. Un ejemplo de esto es el siguiente fragmento.

“Nosotros no podemos hacernos cargo de todo lo que decimos, decimos lo que nos parece bien p’al pueblo, no para nosotros… Si nos ponemos a hacer todo lo que decimos, no podemos sacar una murga… Es una metáfora, como ‘murga es el imán fraterno’. ¿Vos te pensás que venías con un imán gigante? No, son metáforas…”

La generación de opinión pública a partir de las encuestas, los valores, la familia, la enseñanza pública y privada, la ideología y la gestión son los principales ejes del espectáculo. Mensajes profundos con chistes rebuscados (y de los otros), todo el texto está finamente cuidado. “La contradicción es uno de los ejes del espectáculo. No parte de la necesidad de darle palo a alguien, sino que nace como un conflicto interno, por ejemplo con la educación: como padres nos estamos preguntando muchas cosas en estos momentos”, comenta Abdala.

A diferencia de otras murgas, La Mojigata no se detiene en aquellos temas que uno podría decir que son fijas para un cuplé (Sendic, Novick y Trump los preferidos por las murgas). “Si los temas no van cuadrando, no se fuerzan. Siempre fue así, recuerdo que el primer año que ganó el Frente Amplio estaba todo el país enardecido y en Carnaval salimos con Jesús vestido de Hombre Araña. Nada que ver”, recuerda Perdomo.

 Lunes 23 de enero. Se abre el telón pero la murga no está, prefieren subir desde las gradas hacia el escenario y posicionarse delante de su escenografía: una tela blanca. Los memoriosos entendieron el guiño a la Bcg. La presentación de La Mojigata en la primera fecha de Carnaval estaba cargada de expectativas.

“La opinión pública la tenemos acá/ Ta en manos de privados/ El Carnaval es la fiesta popular/ En manos de privados.”

Un espectáculo basado en un texto de mensajes contundentes, cargados de significado, como siempre caracterizó a la murga. Buena selección musical y muchas caras que reflejan que la vuelta fue lo que se esperaba. Ojalá el Carnaval se lo retribuya.

  1. La Mojigata salió segunda en el desfile por 18 de Julio realizado el jueves 19 de enero.
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Crowdfunding

Con una pequeña ayuda de la gente

La pregunta fue ¿por qué crowdfunding?, y los integrantes de la murga que estaban conversando con Brecha se disgregaron. “Que quede Chamaco (Pablo Abdala), yo me voy a abrigar”, dijo Perdomo. “Che, ¿por qué se borraron todos, eh? Mirá que esto es ideológico, no es sólo de gestión”, recriminó Alonso a sus compañeros.

Para los integrantes de La Mojigata, la elección de este sistema de financiamiento es bastante coherente con su forma de autogestión. Al principio la desaparición de la murga por unos años complicó el training para conseguir espónsores, luego notaron que los anunciantes exigían cada vez más cosas a la murga para aportar cada vez menos, y eso terminó siendo más un problema. “Cambió mucho el código de las murgas y los espónsores. Ahora, para nuestro gusto, te piden demasiado para lo poco que aportan (banderas en los ensayos, cantar un jingle, banderas en el desfile, entradas para el Teatro de Verano, etcétera), para darte un 10 por ciento de los costos de los trajes. O sea, tenemos que conseguir diez empresas de esas para cubrir los costos, y a cambio tengo que subirme a un tablado a cantar media hora de jingle y eso no está bueno”, sostiene Alonso.

El mecanismo del crowdfunding consiste en conseguir apoyo a partir de particulares, pymes y sindicatos que ponen desde “cualquier monedita sirve” hasta 2 mil pesos. El objetivo de este dinero es costear los trajes de la murga; una vez que se reúna el dinero necesario se rendirán cuentas y no se recibirán más “donaciones”.

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