Sabés que te adoro - Semanario Brecha

Sabés que te adoro

Ante el “Vine para que hagan mierda a Tabaré Vázquez”, Pedro Bordaberry eligió pedir disculpas cuando tuvo la posibilidad de guardar silencio y permitirnos a todos vivir un momento único, de sentir que la espontaneidad verbal y visceral es también cosa de un político de su estirpe.

“Vine para que hagan mierda a Tabaré Vázquez.” Esa máxima sólo es comparable al grafiti que está frente a una panadería de la calle Acevedo Díaz, no recuerdo a qué altura: “Rodri te quiero coger. Lucía”. ¿Acaso no es ésta una declaración tan inmortal como valiente? Y para rematar la secuencia, luego del exabrupto vino la devolución de Pablo da Silveira, que bien podría haber sido modulada en una canción por los melifluos labios de Sarita Montiel: “Sabés que sos un tipo que adoro”. Estas íntimas confesiones aliviaron seguramente a una grabadora exhausta de cargar con tantos discursos tediosos y previsibles. Los orientales ávidos de momentos de este tenor pueden sentir cómo esa grabadora quería llegar por fin a la redacción de Océano1 y ser descargada para regalarles a todos los uruguayos ese grito que el alma de Bordaberry pronunció. Y extasiarlos además con ese consolador “Sabés que sos un tipo que adoro” de Da Silveira, el filósofo que abrió su corazón al osado y pasional ex rugbier. Pocas veces una campaña electoral ofrece un plato tan sabroso sin pedirnos el voto a cambio. Sabido es que, como condición sine qua non, el político uruguayo consume todo el stock de tedio disponible en el país y lo expande indiscriminadamente en entrevistas, tablados o congresos, abusando de los niveles de tolerancia ciudadana. Los dislates de Jorge Batlle o José Mujica, como todo en esta vida, pasarán. Y por mal camino vamos si confundimos su incontinencia verbal, siempre rehén de la desmesura y la veleidad, con el asalto verbal espontáneo de Bordaberry que brotó temporalmente de sus entrañas, hastiado de las normas de la buena compostura. ¿Por qué la película Whisky triunfó más en el exterior que en el propio Uruguay? Porque Whisky retrata con soberbia elegancia ese soporífero carácter nacional que Vázquez, Lacalle, Bordaberry y Mieres consiguen representar magistralmente. Es cierto que de tanto en tanto aparece una carcajada lúcida y atrevida como la de Constanza Moreira, pero es demasiado desconcertante como para dejarla ir muy lejos. Fíjense que con ella Uruguay hasta se podría permitir soñar con prescindir de unas absurdas Fuerzas Armadas que en pleno siglo XXI entrenan hombres para la guerra. Francamente, el hazmerreír nacional y regional. Volviendo al caso que nos ocupa, la imagen apoteósica del filósofo adorando al candidato ex rugbier fue la del triunfo del amor sobre la ofuscación, una escena que ya quisiera haber calibrado cualquier asesor de Obama. Sin embargo Bordaberry desdeñó el consuelo de Da Silveira y salió al ruedo con las disculpas de rigor. Aristóteles dijo que la única verdad es la realidad, y como todos los seres humanos somos dueños de un trocito de esa verdad, Bordaberry tendrá sus motivos verdaderos para el regocijo o la ira. Afortunadamente, cuando esas manifestaciones son hijas de la franqueza siempre encuentran una grabadora encantada de escucharlas y contarlas. La política pide a gritos que le devuelvan el sentido del humor, el ingenio que mixtura tesón, bronca y cordura. Pide honestamente que la desempolven y la saquen a pasear más seguido, no cada cinco años.

1.     El registro fue captado por el periodista Emiliano Zecca, del programa No toquen nada.

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