Sabiduría e inocencia - Semanario Brecha

Sabiduría e inocencia

En este disco, “Los días”, Lucía Severino usa su voz preciosa y bien timbrada de una forma sumamente sencilla.

Lucía Severino

Aunque toca también la guitarra, la compositora y cantante Lucía Severino suele acompañarse sobre todo al teclado. Su manera de tocar y sus posibilidades técnicas la inclinan a acompañamientos escuetos. Eso induce naturalmente a un sonido en que la computadora cumple un rol importante, con bases programadas y pulsación constante, que resultan en un toque estilístico de electrónica y/o tecno. Aparte del canto, ella siempre agrega, en este su disco debut,1 participaciones de un pequeño grupo de acompañantes en guitarras, bajo, batería y percusión. Así, su tecno nunca suena radical. El tecno es, hoy día, una cosa medio retro (qué paradoja), y el toque ochentero o noventero se acentúa con referencias al reggae (“Conclusiones para después”) y mucho rap.

Junto a esos referentes hay varios otros, de otros lados, en una combinación bien personal. Lucía Severino usa su voz preciosa y bien timbrada de una forma sumamente sencilla. Logra ser refinadamente expresiva dentro de esa sencillez sin afectaciones, que pega muy bien con sus textos íntimos, algunos sobre el amor, la mayoría partiendo del entorno inmediato para inquirir sobre el lugar de uno en el mundo. El coloque muy especial de este disco trasunta un poco de melancolía (por las preguntas sin respuesta y porque “mi mundo se vuelve tan diminuto, y minuto a minuto el día se va”) pero también es muy vívido, porque traduce un mirar las cosas con intensidad, reflexión y apertura (y no, por ejemplo, con indiferencia, apatía o dogmatismo).

Todas las letras y músicas son suyas. Con el mismo espíritu económico de su forma de tocar y cantar, sus melodías suelen estar constituidas por pocas alturas (cinco en “Abismo”, sólo tres en “Área metropolitana”, y por supuesto ninguna altura definida en los raps). Esa parquedad en el uso de las alturas gana mucha vida con su notable e imaginativo sentido de construcción rítmica: oigan la manera como en “Abismo” todas las frases realizan esencialmente la misma trayectoria, pero con una construcción irregular, asimétrica, distinta en cada frase. O la manera como en “Área metropolitana” arma la progresión hacia la frase repetitiva final (“tus armas sólo son tus pensamientos”). En “Décimas” la acentuación métrica del texto (que sí está en décimas, y estructurado en la forma habitual de 4 + 4 + 2 versos) se convierte en un factor básico de la progresión de la música de cada estrofa, así como la diferencia entre si hay o no una sílaba no tónica luego de cada heptasílabo.

En esta última canción las décimas están divorciadas de su entorno musical folclórico habitual: es una música bien beat. Pero la música de “Pecho” tiene una potencialidad no explicitada de candombe. “Parecía” tiene ritmo hemiólico con bombo legüero, aunque en el estribillo la batería hace un backbeat, lo cual agrega una polirritmia más a la que ya es inherente a la hemiola. El inicio de “La luna tiene ya” (cuyo texto es casi un haiku) parece una tonada de ordeño, ambientada con un peculiar sonido de sampleos vientosos y acordeón. El resto de la canción es hemiólico, aunque el precioso piano que tocó Andrés Bedó lo desvía hacia un vals de cajita de música –una inocencia que entabla una interesante contradicción con una música cuyos dos puntos de llegada alternativos son, uno disonante (napolitano) y el otro inconcluso (dominante de la dominante)–. Otro invitado muy especial del disco es el gran Rubén Olivera, quien tocó la guitarra en “Abismo”, el surco más excepcional dentro del disco.

Está buenísimo el epílogo instrumental de “Los días”, que entrevera unos gestos medio místico-orientales en guitarra, unas figuras de sintetizador con timbres analógicos y unas voces fantasmas. En “Área metropolitana” las estrofas en re menor llevan naturalmente al interludio en sol mayor, pero el camino de vuelta a la canción produce desconcierto tonal, cosa que Lucía acentúa suprimiendo casi toda la armonía de la base. En fin, el disco abunda en propuestas y soluciones para un mundo cancionístico que contiene goce rítmico y también introspección sensible, basado en elementos sencillos trabajados en forma muy original y personal.

Severino presentará este disco el jueves 23 a las 22 horas en Periscopio (Jackson 1083), con la Tránsito Banda.

1. Los días, Ayuí, A/E 404 CD, 2014.

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