“Somos la única alternativa real” - Semanario Brecha

“Somos la única alternativa real”

Antes de llegar a la política Pablo Padilla formó parte de Jóvenes sin Futuro, un colectivo social que recuerda y reivindica a los miles de españoles obligados a emigrar por culpa de la crisis. “No se van, los echan”, fue uno de sus lemas. Hoy, con 27 años, Padilla, que encarna a la perfección el espíritu de su partido, formado tras el cisma del movimiento de indignados y del 15-M, es diputado por Podemos en el parlamento autonómico de Madrid.

¿Por qué Podemos “tiene” que ganar las elecciones?

—Porque estas elecciones no son unas elecciones más. No sólo se elige quién va a ocupar La Moncloa o el gobierno que se conforma, sino que nos estamos jugando una década. Durante los últimos años el PP y el Psoe han hecho unas políticas económicas y sociales que fomentan la desigualdad, dejando a un tercio de la población fuera del crecimiento y de unas expectativas de vida mejores. En ese contexto, somos la única fuerza que tiene un proyecto de país y que propone medidas económicas realizables para generar otro modelo.

Más de 500 mil jóvenes españoles, de edades parecidas a la suya, han tenido que marcharse del país. La cifra es realmente impactante.

—Sí, así es. Jóvenes sin Futuro estuvo dos años denunciándolo, mientras el gobierno lo negaba. En España los jóvenes sólo tienen tres posibilidades: paro, precariedad o pasaporte. Sólo volverán –o se quedarán– si al frente del gobierno está Podemos.

¿Qué supondría un nuevo gobierno del PP?

—Otros cuatro años del PP, ya sea en solitario o acompañado por el partido Ciudadanos, tendrá tres consecuencias fundamentales: continuará este modelo productivo, por lo que no se generará empleo de calidad; los servicios públicos se seguirán deteriorando gracias a los recortes; y nuestros mayores no podrán tener un sistema de pensiones justo y solvente.

¿Hay diferencias entre Ciudadanos y el PP?

—La diferencia fundamental es de puesta en escena. Cambian la estética y los rostros, pero comparten proyecto. En todo caso, también reconozco que de cara a la próxima legislatura, en la que habrá que conseguir equilibrios parlamentarios a los que no estamos acostumbrados en España, existen propuestas de Ciudadanos con las que nos podríamos encontrar, siempre y cuando quieran llevarlas a cabo. Me refiero a planteamientos de regeneración democrática y otros sobre transparencia. En cualquier caso, no tenemos nada que ver con Ciudadanos en lo relativo a derechos laborales, modelo productivo, defensa de los servicios públicos y reconocimiento de la necesidad de potenciar la igualdad y combatir la violencia machista.

¿Se podría alcanzar un acuerdo de gobierno entre Podemos y el Psoe?

—En las municipales y autonómicas de mayo comprobamos que cuando Podemos queda por encima del Psoe es posible llegar a acuerdos. Lo que le suele pasar al Psoe es que en campaña está con la gente, pero cuando llega al gobierno está con los poderosos. En todo caso, cualquier tipo de acuerdo, pacto o entendimiento que pudiese haber con ese partido se realizaría con base en un programa, no a repartirnos asientos. Con esto quiero decir que si el Psoe diese un giro de 180 grados y estuviese dispuesto a garantizar los servicios de luz, agua y gas a todas las familias en situación de exclusión, y revertir los recortes en sanidad y educación, o derogar las reformas laborales, podríamos encontrarnos. Por el contrario, si lo que quieren es la vieja política de reparto de ministerios, no nos verán.

¿Por qué no fue posible un acuerdo electoral entre Podemos e Izquierda Unida?

—Ese tema dio mucho que hablar. Creo que hay algunos elementos clave en torno al proyecto de país que no compartimos. Principalmente, entendíamos que lo importante no era salvar a la organización de Alberto Garzón (líder de IU), sino incorporar a las mejores personas al proyecto de Podemos. Por todo ello, ha sido impracticable un posible acuerdo.

Las alianzas o las confluencias no siempre hacen que uno más uno sean dos. Hay alianzas que suman, otras que multiplican y algunas que restan.

¿Qué sensaciones te deja la campaña electoral?

—Hemos confirmado que las campañas le sientan bien a Podemos. Nuestro mayor capital es la gente, y durante estas semanas se ha respirado aire de remontada. Somos la única fuerza capaz de generar alianzas en todo el país, reconociendo su diversidad y pluralidad.

Podemos figura como favorito de las encuestas en Cataluña, donde hay una gran polémica en torno al proceso hacia la independencia. ¿Casualidad o causalidad?

—Si bien en las elecciones catalanas de setiembre no obtuvimos los resultados que queríamos, nuestra organización asumió una postura de responsabilidad. Nosotros estamos por el derecho a decidir, aunque no queremos que Cataluña se vaya de España. También es importante que Ada Colau, alcaldesa de Barcelona, se haya incorporado de una manera muy activa a la campaña electoral. Creo que esos dos elementos hacen que, en Cataluña, sólo En Comú Podem –nombre con el que concurrimos en ese territorio– ofrezca dos cuestiones clave: un proyecto para reducir la desigualdad y un ofrecimiento de preguntar a la gente qué es lo que quiere. Es un proyecto más seductor e inclusivo para esas centenares de miles de personas que se declaran independentistas por culpa de las políticas aplicadas por el PP desde el gobierno de Madrid.

Si digo “Mariano Rajoy”, ¿cuáles son las tres primeras palabras que te vienen a la cabeza?

—Ineficiente. Acabado. Irresponsable.

 

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