La idea de las infraestructuras como un factor con capacidad para estimular el crecimiento económico (las famosas roads for prosperity del gobierno tatcherista británico) ha sido un lugar común muy difundido en el discurso político desde hace al menos siglo y medio. En el caso español, la fiebre ferroviaria del siglo xix y la construcción de infraestructuras de regadío a principios del xx constituyen dos casos típicos en que las nuevas inversiones se presentaron, casi sin discusión, como la solución definitiva a los problemas del momento. Ejemplos similares pueden encontrarse en cualquier país. En el caso de América Latina, la creencia en los efectos benéficos de la inversión en infraestructuras ha estado presente en todas las etapas del desarrollo de la región, ya fuera como requisito ...
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