“Prolijo” o “prolífico” no definen su quehacer en la no ficción, aunque su ars combinatoria ha producido varios artículos y ensayos extensos, algunos ingeniosos y debidamente irreverentes ante las convenciones críticas actuales. Cuando permitió que se coleccionara algunos de ellos fue en portugués brasileño, en Pequeno manual de procedimentos (Curitiba, 2007), cuyas desmesuradas 186 páginas atomizan sus criterios más representativos hasta entonces. Como con otros escritores conceptuales o “metamorfólogos”, digamos el Mario Bellatin que escribe una novela en un teléfono inteligente, se requiere una amplia pared textual para que la pequeña obra de arte tenga sentido. Algunos lectores de Aira dirán que el destino no merece el viaje. Soy de los que creen que sí vale la pena.
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