«2021 fue el vigésimo quinto año consecutivo en el que la capa de hielo de Groenlandia perdió más masa durante la temporada de deshielo que la que ganó durante el invierno», según el último informe de Polar Portal, sitio web que reproduce las observaciones de las instituciones de investigación danesas que monitorean la capa de hielo de Groenlandia y el hielo marino del Ártico. El informe explica que, si bien «la primera parte del verano fue fría y húmeda, con nevadas inusualmente intensas y tardías en junio, lo que retrasó el inicio de la temporada de deshielo», en julio se produjo una ola de calor que «condujo a una pérdida considerable de hielo». En total, la capa de hielo groenlandesa perdió cerca de 166.000 millones de toneladas durante el período de 12 meses que finalizó en agosto. Desde setiembre de 1986 hasta agosto de 2021, ha perdido casi 5,5 billones de toneladas, lo que ha contribuido con 1,5 centímetros al aumento global medio del nivel del mar.
El año pasado también fue «notable», dice el informe, porque en agosto «la precipitación en la estación Summit, que se encuentra en la cima de la capa de hielo, a una altitud de 3.200 metros sobre el nivel del mar, se registró en forma de lluvia». En aquel momento, el Centro Nacional de Datos de Hielo y Nieve de Estados Unidos señaló que no había «informes previos sobre la ocurrencia de lluvia en ese lugar».
El evento histórico también fue destacado por Michelle McCrystall, doctora en dinámicas climáticas árticas por la Universidad de Cambridge y becaria posdoctoral en la Universidad de Manitoba, cuando el equipo que dirige publicó en Nature una investigación sobre las lluvias en el Ártico. «El hecho de que llueva en las cumbres de Groenlandia, y de que posiblemente en el futuro vayamos a tener más lluvia allí, me resulta shockeante», dijo en noviembre al portal de la universidad canadiense. En el artículo académico «New climate models reveal faster and larger increases in Arctic precipitation than previously projected» (Nature, 30-XI-21), el equipo de McCrystall apuntó: «Se prevé que la transición en verano y otoño de un Ártico dominado por la nieve a uno dominado por la lluvia ocurra décadas antes [de lo previamente proyectado] y a un nivel más bajo de calentamiento global, potencialmente por debajo de [un aumento de la temperatura promedio global de] 1,5 grados Celsius, con impactos climáticos, ecosistémicos y socioeconómicos profundos».
El trabajo alerta que una reducción de la capa de hielo exacerbará el calentamiento global y del Ártico ya en curso, a través de la retroalimentación de albedo, el incremento en los flujos invernales de dióxido de carbono, la liberación de metano del suelo y el derretimiento del permafrost.
El artículo de McCrystall se publicó pocos meses después de que Niklas Boers, del Instituto Potsdam para la Investigación del Impacto Climático, dijera a The Guardian que su equipo «encontró evidencia de que la parte centro-occidental de la capa de hielo de Groenlandia se ha desestabilizado y está cerca de una transición crítica». Los hallazgos de Boers fueron publicados en mayo por la publicación oficial de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos.
«Estamos al límite, y cada año, con las emisiones de dióxido de carbono que continúan como de costumbre, aumenta exponencialmente la probabilidad de cruzar el punto de inflexión. De hecho, quizás ya lo hemos cruzado. De cualquier forma, nuestros resultados sugieren un proceso de deshielo sustancialmente intensificado para el futuro cercano, lo cual es preocupante», advirtió Boers.
(Publicado originalmente en Common Dreams. Traducción de Brecha.)
