Tango de la esquina rosada - Semanario Brecha
Sin Palabras 1 presenta su disco Rosado dulce

Tango de la esquina rosada

Hoy, a las 20.30, el grupo de tango Sin Palabras presenta su nuevo álbum en la sala Zabala Muniz, del teatro Solís. Habrá diez artistas en escena y será una gran oportunidad para disfrutar y celebrar un hecho artístico singular.

Rosado Dulce

La sempiterna doble cara de la tradición, que por un lado se recuerda y por el otro se renueva, encuentra un camino sorprendente en este álbum. Son tangos originales gestados tras las bambalinas de un oficio, en los que los gestos más obvios del género –un chim-pum, una variación– aparecen brumosos, entrevistos, como los semáforos y las luces en los sueños de los taximetristas. Y si antes el cambio de tempo en el tango iba del tren al surmenage, hoy va del GHz al Diazepam, y el gesto no desaparece aunque haya cambiado. Cada propuesta auténtica de tango resuelve ese enfrentamiento con los lugares comunes, ya sea en la parodia, la sofisticación o el cruce con otros lenguajes (rock, música culta, música contemporánea, música electrónica de 8-bits o música ambiental). La práctica es hacer de los escombros la materia prima.

Rosado dulce es el tercer álbum de Sin Palabras. El proyecto cambió muchísimo desde sus inicios, en 2010, como un trío de bandoneón, piano y contrabajo. Su primer disco, Del agujero, fue lanzado en 2016 y estuvo dedicado a compositores de tango uruguayos (con un recordado arte de tapa, en el que aparecían los instrumentos incendiados en un desguazadero). Luego apareció esa rareza inconseguible titulada Al ritmo de hoy, en la que el trío acompañaba a la cantante Lina Pacheco. En la actualidad, la presencia estable de Gonzalo Irigoyen en la voz y la composición parece haber potenciado el horizonte artístico del conjunto.

En Rosado dulce el trío ajusta algunas cuentas pendientes, al tiempo que resuelve varios vicios del género. La relación entre la poesía y el tango, por ejemplo. Ya lo dijo Luis Bravo en su libro Voz y palabra: los letristas de tango no suelen calificar como poetas en la historiografía literaria, mientras que los poetas que escriben tangos aparecen, a lo sumo, como visitantes momentáneos del género. Con los versos de los invitados Miguel Cristo Olivera –en «Tango nocturno para fumarse todo», el primer tema del disco– y José Arenas –en el último tema, «Melodía lunar», una milonga de atrevido discurrir–, la poesía asume un lugar poderoso y abre, a su paso, un abanico de emociones e imágenes profundamente tangueras.

Los dos temas instrumentales del disco –«SULOV en conflicto», de Andrés Antúnez (piano), y «Para Dino», de Sebastián Mederos (bandoneón)– merecen una escucha especial y llegan para engrosar el reciente repertorio tanguero con miras a una instrumentación de orquesta típica profesional. La formación orquestal es una quijotada siempre retrasada en nuestro entorno, pero finalmente parece abrirse paso con la Orquesta Las Señoras, síntoma de una necesidad de escuchar el género en su máximo despliegue (la oportunidad será el 7 de diciembre, en el teatro Solís). En el resto de los temas cantados asistimos a una galería de personajes y situaciones inconfundibles. No por un uso frecuente de palabras actuales (ese espantoso «como dicen los chiquilines ahora»), sino más bien por una sutil forma de resolver los conflictos, encontrarse con los recuerdos y vivir el amor. El título del álbum es por demás elocuente y da un delicado giro de significado en el tema «Mi sirena», de Gonzalo Irigoyen.

Rosado dulce tiene una fuerte cohesión, a pesar de que el grupo cuente con tres compositores diferentes. Así, sucede que un tema como «Pez eléctrico», originalmente del guitarrista Mauro Hernández (del grupo Hermanos Hernández, perteneciente al colectivo de bandas de tango SULOV), parece una composición propia, desprendida del desarrollo musical del disco, a la manera de lo que sucede en ciertos álbumes conceptuales. Se trata de otra rareza para el género, acostumbrado desde siempre a discos armados a modo de rejunte.

Hoy toca disfrutar de la audacia artística que el tango sigue suscitando en nuestro paisaje sonoro local. No cabe sino esperar nuevas sorpresas entre los cada vez más abundantes conjuntos tangueros.

1. Los integrantes de Sin Palabras son Gonzalo Irigoyen (voz), Andrés Antúnez (piano), Sebastián Mederos (bandoneón) y Germán Álvarez (contrabajo). Fue realizado en el estudio Son D’Or por Gustavo de León. La producción musical es de Agustín Pardo y el arte, de Gonzalo Perazza.

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