La conjunción de este fenómeno con una sorpresiva devaluación de 4,6 por ciento del yuan en tan sólo tres días, a mediados de agosto, llevó a muchos analistas a exponer sobre una economía china plagada de debilidades y al borde del colapso. La mayor parte de las explicaciones –emitidas desde Occidente– sostenían que ambos fenómenos serían consecuencia de la desaceleración de la economía del gigante oriental.
Durante el período 1978-2011 la tasa de crecimiento de China fue aproximadamente de un 9,9 por ciento anual, y a partir de 2012 se desaceleró promediando un 7,5 por ciento con tendencia decreciente. Analistas de todo el mundo postulan que el gobierno de China devalúa su moneda con el propósito de recomponer sus exportaciones, iniciando una “guerra de monedas” o devaluaciones competi...
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