“Mamá Cultiva” no es el nombre de un blog sobre maternidad de los que están tan de moda. Ni es el título de un reality show. Se trata de una fundación sin fines de lucro que busca nuclear a todas aquellas mujeres cuyos hijos necesitan mejorar su calidad de vida, y así tender redes de ayuda mutua. Un grupo de argentinas que lucha para que la discusión sobre la legalidad del cannabis ingrese al parlamento para poder ayudar a quienes sufren de patologías como cáncer, epilepsia refractaria u alguna otra dolencia que la medicina tradicional no ha logrado aliviar. Para ellas la fórmula mágica para evitar el sufrimiento de sus hijos está en la planta que ellas mismas artesanalmente germinan, cuidan y procesan.
“Nuestro objetivo es informar sobre el uso medicinal del aceite de cannabis, que es un anticonvulsionante y es muy difícil de conseguir porque no está legalizado, además de que algunos médicos no están de acuerdo. También vamos a promover el autocultivo, ya que actualmente el 90 por ciento de las madres lo consigue a través de los cannabicultores”, dijo a la agencia de noticias Télam Mariana Quiroga, integrante fundadora de Mamá Cultiva. Mariana es la madre de Lara, una adolescente de 14 años que padece epilepsia refractaria –en este caso, ocasionada por un traumatismo de cráneo– dolencia que no responde bien a los fármacos. Pero desde principios de enero pasado está tomando una dosis mínima de este tipo de aceite (una gota por día) lo que logró que las convulsiones desaparecieran durante el día y disminuyera su frecuencia por la noche.
Sólo ese argumento debería ser suficiente para que la mente de algún legislador se active y elabore un plan de acción pensando en tantos otros anónimos. Pero el diablo siempre mete la cola y algunas mentes brillantes introducen al debate los viejos fantasmas del “tráfico de estupefacientes” y del “narcotráfico”.
Es real que este aceite o un porro no curan las enfermedades, pero sí las hacen más llevaderas. Leo, un joven de 29 años que sufre el mismo tipo de epilepsia que Lara –en este caso desde su nacimiento– y llegó a experimentar hasta 80 episodios por día, hoy puede llevar una vida normal porque hace casi dos meses que no tiene un ataque. Logró mejorar su ánimo, comer y salir de su casa.
Daniela Morales Scrinci, integrante de la Asociación Rosarina de Estudios Culturales (Arec), que aboga por la militancia y la lucha para la implementación de un nuevo paradigma en políticas de drogas, dijo en el programa radial argentino “Sí 98.9” que “hace muchos años que venimos estudiando el uso medicinal del cannabis. Ahora estamos en una situación donde la gente está probando, se está empoderando”. Quiroga explicó que el aceite de cannabis “se hace con la resina que se extrae de las flores de la planta, y a los chicos se les da una dosis mínima, a diferencia de lo que ocurre con los medicamentos, que se suministran en dosis altas y que, además de que no controlan la epilepsia, tienen efectos adversos como deterioro cognitivo y ansiedad”.
Mamá Cultiva tiene su origen en Chile, país en el que se logró legalizar el consumo personal y el autocultivo medicinal. En Argentina la discusión llevó a que un grupo de diputados integrantes de la Comisión de Salud cruzaran los Andes para aprender de la experiencia chilena y recoger información suficiente, con el objetivo de crear un proyecto de ley de despenalización del uso terapéutico y paliativo del cannabis. En Paraguay también se están acoplando a la lucha con la creación de la organización “Quiero ser legal”. Madres peruanas ya salieron a las calles a manifestarse. Mientras tanto, en Uruguay, el gobierno continúa con la interminable discusión sobre dónde y quién venderá la marihuana que hace tiempo fue legalizada.