Los sonidos del silencio - Semanario Brecha

Los sonidos del silencio

Como ocurre con tantos músicos uruguayos en el exterior, la exitosa trayectoria de Elbio Rodríguez Barilari tiene poca repercusión local. En 1998 se instaló en Chicago y sus composiciones se vienen tocando por diversas orquestas y conjuntos. En 2012 armó, junto a la estadounidense Julia Miller, el grupo Volcano Radar.

En Uruguay, Elbio Rodríguez Barilari suele ser evocado sobre todo como crítico musical: su cobertura, compenetrada, informada y autorizada de los aconteceres musicales del período del canto popular y poco después, no tiene igual. Su actividad como compositor e instrumentista fue menos consecuente, aunque tuvo su cuerpo: incluye música para 40 obras teatrales, varias composiciones estrenadas por el Núcleo Música Nueva, distintos proyectos en vivo, propios y ajenos. En 1998 se instaló en Chicago. Desde allá sus contribuciones periodísticas se hicieron cada vez más eventuales. Y de pronto uno se entera de que terminó dando prioridad a su faceta de músico, y además encontró los medios para explayarse. Como ocurre con tantos músicos uruguayos en el exterior, su exitosa trayectoria tiene poca repercusión local. Sus composiciones se vienen tocando por diversas orquestas y conjuntos, y aparte es profesor de música latinoamericana en la Universidad de Illinois, entre varias otras actividades.

En 2012 armó, junto a la estadounidense Julia Miller, el grupo Volcano Radar. Su música fue descrita por un periodista de allá como “noise-funk, post-jazz, avant rock, música improvisada experimental, jazz-electrónica y neopsicodelia”. Creo que ni siquiera ese tren de etiquetas alcanza a describir lo que hacen. En este segundo fonograma1 Julia Miller toca guitarras (sintetizada y eléctrica), Barilari toca guitarra y viola eléctricas y distintas variantes de trompeta. La referencia a los instrumentos no es demasiado útil: aunque los tres surcos del disco son improvisaciones, hechas en tiempo real y no corregidas, sin sobregrabaciones, ambos músicos tocaron sus instrumentos pasados por diversos procesadores electrónicos. Apenas se reconocen aquí y allá algunas líneas de trompeta que emergen en medio de un mar de sonidos poco comunes. No sé si se trató de una premisa o si salió así, pero es una música sumamente quieta, que a veces funciona como un silencio coloreado con timbres y notas. La subjetividad de cada uno puede llevar a sentir algunos momentos de esa música no-codificada como inquietantes y desolados, otros como nostálgicos, pero también los hay tranquilizantes y agradablemente envolventes, a lo ambient. Es una música que puede funcionar muy bien como fondo –porque no se impone en forma agresiva–, pero que también se presta a la contemplación concentrada de esos peculiares paisajes sonoros, para atender a la manera en cómo un timbre se metamorfosea en otro, seguir el río de asociaciones de ideas, el muy buen entendimiento entre los dos músicos, las subidas y bajadas –de altura y de volumen– que bien podrían ser las “parábolas” del título del disco (es decir, en sentido geométrico, más que narrativo), algunos sonidos ásperos y su contraste con burbujeos suaves, el surgimiento de una eventual tensión tonal dentro del mar atonal, atisbos de imitación instrumental de expresión hablada y balbuceos.

“Song of the Lunar Albatross” y “Memories of a Recent Future” tienen el aspecto general de una melodía (creo que trompeta) sobre un fondo de guitarra sintetizada. “Two Hundred Years of Solitude” es más textural, y con ella se hizo un video (está en Youtube) sobre fragmentos de la película Límite (1930), de Mário Peixoto. Las imágenes son sensacionales, y se genera un clima muy curioso en la superposición de esos planos de un modernismo arcaico (simbolista/impresionista) con el sonido electrónico de la música, ambas dimensiones unidas en el espíritu experimental y el clima desolado.

“Two Hundred Years of Solitude” va a ser tratada como “obra electroacústica” en el próximo concierto del Núcleo Música Nueva. Se podrá apreciar (con el video) en condiciones privilegiadas (espacializada a ocho canales, con los parlantes dispuestos alrededor del público). Será el miércoles 29 a las 19.45 en el Auditorio de la Alianza Francesa. El muy atractivo programa incluye dos estrenos absolutos de obras (también octofónicas) de Fabrice Lengronne y Daniel Yafalián, y dos clásicos de la electroacústica uruguaya, de Daniel Maggiolo y Carlos da Silveira. La entrada es libre.

Electro Parables/Electro parábolas. Pan y Rosas, Estados Unidos, PYR164, 2016 (edición virtual; se puede obtener en iTunes: https://itunes.apple.com/us/album/electro-parables/id114301066).

 

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