Magia y bestias en Nueva York - Semanario Brecha

Magia y bestias en Nueva York

“Animales fantásticos y dónde encontrarlos”, este spin off derivado de la saga de Harry Potter tiene la doble misión de funcionar por sí mismo y a la vez dejar sentadas las bases para una nueva franquicia. La película sugiere algunas virtudes opacadas por su propia naturaleza de primera inmersión a un nuevo universo.

Este spin off1 derivado de la saga de Harry Potter tiene la doble misión de funcionar por sí mismo y a la vez dejar sentadas las bases para una nueva franquicia. En ese equilibrio casi contradictorio, en ese mostrar pero dejar para después, la película sugiere algunas virtudes opacadas por su propia naturaleza de primera inmersión a un nuevo universo. Todo empieza con la llegada del joven mago Newt Scamander (Eddie Redmayne) al puerto de Nueva York como parte de su viaje alrededor del mundo recolectando y estudiando diversas especies mágicas. En su valija de doble seguridad, Scamander trae bestias de todo tipo y color, y cuando éstas empiezan a fugarse una tras otra para causar desorden en la ciudad, el protagonista deberá no sólo restaurar el orden sino enfrentarse a las autoridades del mundo mágico, bastante más rigurosas que en su Reino Unido natal.

El tono es uno de los mayores aciertos de la película: presenta a un protagonista entre apasionado y algo demente, y salpica la acción con varias de las criaturas del título que en un momento funcionan como McGuffin y en el otro como gags cómicos. A esta frescura también contribuye Jacob Kowalski (Dan Fogler), un hombre común y corriente que acaba enredado en asuntos de magos y que junto a Scamander conforman una dupla muy eficaz. La sutileza británica del mundo mágico funcionando siempre a escondidas del mundo habitual, tan presente en la saga del niño mago, se quiebra aquí casi desde el principio dando lugar al conflicto principal. La magia penetra por fin en la sociedad (y la sociedad en ésta, por medio de Kowalski) con la ciudad como campo de batalla donde se libran encuentros de fuerzas contrapuestas, a la manera del cine de superhéroes. Y ninguna ciudad más acostumbrada a convertirse en ruinas en la pantalla que Nueva York. Para las autoridades mágicas de Estados Unidos, Scamander es prácticamente un terrorista (en lugar de una bomba trae su equivalente mágico: un obscurus), aunque el verdadero problema lo está causando una fuerza justamente instalada en la propia sociedad de Nueva York. El espectador, por su parte, sabe de las verdaderas intenciones de Scamander y hasta conoce el interior de su valija, mucho más grande por dentro que por fuera, llena de mundos contrapuestos que permiten al director David Yates (a cargo de las últimas cuatro entregas de Harry Potter) explorar variantes de fotografía y puestas en escena que se oponen al realismo de la ciudad.

La acción avanza hasta mover lógicamente al protagonista del lugar de culpable incomprendido a héroe, aprovechando en el camino para mostrar algunos nexos entre esta saga y su predecesora (que transcurrirá varias décadas más tarde y al otro lado del Atlántico) y presentando personajes que serán trascendentes para el devenir de la historia. Esa necesidad –tan presente en la industria actual, tan indispensable cuando faltan ideas, tan insoportable– de presentar a la película como el inicio de algo mucho más grande es su mayor defecto. Estamos ante un filme al que le sobran al menos 15 minutos, que como conjunto no termina de cerrar –seguramente, de nuevo, por esta idea de continuidad, de presentar un universo– pero que encuentra en la dinámica de sus personajes, en el diseño de las bestias en cuestión y en los momentos de humor su principal virtud.

  1. Fantastic Beasts and Where to Find Them. Reino Unido, 2016.

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