Esta puesta forma parte de un proyecto de investigación que las actrices Leonor Chavarría y Florencia Santángelo vienen trabajando desde hace bastante tiempo y se centra en el concepto de distancia. Fueron compañeras de la Escuela Multidisciplinaria de Arte Dramático y, por razones de la vida, se distanciaron geográficamente, ya que Santángelo vive hace varios años en Río de Janeiro. Esa lejanía hizo que buscaran una forma de crear que la reflejara: así crearon el espectáculo Latencia (2018), con dirección de Patricia Mallarini, obra que se ejecutaba simultáneamente en dos ciudades. Se trató de un dispositivo escénico con transmisión en vivo, en el que ambas actrices trabajaban para su público en ambas ciudades, Montevideo y Río.
Continuando ese camino, durante la pandemia e invitadas por la Sala Verdi, crearon una miniserie teatral dirigida por Claudia Sánchez que se llamaba Dos hermanas y se transmitía por YouTube. En este proyecto, los capítulos exploraban la conexión web de dos hermanas viviendo el aislamiento en diferentes ciudades e intentaba trabajar el lenguaje teatral, al tratarse de una transmisión en vivo. Es necesario enmarcar, entonces, la creación del montaje de Demasiado juntas en esta trayectoria de búsqueda artística, ya que esta vez las actrices, a pesar de compartir escenario, vuelven a trabajar la idea de la distancia, ahora desde la cercanía extrema. De este modo, logran escenificar las contradicciones del vínculo fraterno.
Para la puesta convocaron al director Richard Riveiro (recordemos su trayectoria en el grupo L’Arcaza Teatro), un conocedor del universo y de la historia del circo criollo, expresión que sentó las bases de nuestro teatro. Riveiro aportó su mirada para profundizar en la construcción del mundo circense. El montaje se inspira en la historia de las siamesas Hilton, que aparecen en el filme Freaks (1932); a partir de su anécdota, Leonor y Florencia crean a sus propias siamesas y trabajan con el concepto de la cercanía tanto física como espacial, explorando en el lenguaje del teatro físico y el clown para contar un falso documental sobre la vida de estas artistas, conocidas por ser un verdadero fenómeno desde la década del 20.
En ese juego de cercanía extrema aflora el humor a cada momento y se desarrolla el concepto de hermandad como laboratorio de emociones. Los recuerdos de las hermanas evocan las épocas en las que eran presentadas como rarezas del circo criollo y como actrices de variedades en revistas, hasta dar el salto glamoroso hacia la pantalla grande. Surgen los brillos y las oscuridades, las historias y las heridas familiares en un tránsito sobre la verdad y la mentira que se refleja en el formato de falso documental.
También es posible descubrir momentos de acercamiento y de conflicto, ya que, aun unidas, cada una mantiene su individualidad. Destacan las escenas de humor que surgen de los conflictos naturales entre hermanas, potenciados por la imposibilidad de separarse, y de la evocación de algunas figuras históricas que conocieron en su periplo artístico, como Carlos Gardel, Libertad Lamarque, Frank Sinatra y hasta el Che Guevara.
La pieza desborda belleza visual desde todos los rubros técnicos. Hay un cuidadoso trabajo de vestuario que aporta herramientas para la composición de las hermanas siamesas Yvonne y Mabel, en una delicada creación de Catalina Peraza, acompañada de la recreación escénica de Lucía Tayler, que, a su vez, se destaca gracias a la iluminación de Leticia Martínez. El recuerdo de varios números se reconstruye con el diseño sonoro de Agustín Flores Muñoz, que adquiere un protagonismo necesario para potenciar el show. El conjunto evoca el universo circense entre el brillo y la decadencia, como la historia de estas hermanas que transitan entre el talento y su condición de freaks. Ambas actrices logran transmitir el nexo fuerte que las precede y componen con soltura las semejanzas y las diferencias de sus personajes, alcanzando un acertado tono de comedia y desplegando sus virtudes como performers, dada la exigencia física y coreográfica que requiere el montaje. La puesta tuvo dos funciones en la Sala Verdi, en el marco del Festival Temporada Alta, y continuará en el Teatro Stella del 15 al 25 de febrero. Una pieza íntima y bella que invita a no perdérsela.
TEATRO. En el Stella: Demasiado juntas
Distancias y cercanías
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