Pedro Sánchez volvió a hacer gala de su reconocido instinto político y, con uno de esos golpes de efecto que lleva como marca en el orillo, logró una vez más caer parado. Cuatro días «de reflexión» se tomó el hombre para decidir si permanecía o no al frente del gobierno español luego de que se conocieran una serie de denuncias –en gran parte burdamente fraguadas– contra su esposa, Begoña Gómez. Y al quinto día resucitó.
El miércoles 24 Sánchez había difundido por la red social X una carta abierta –que, según versiones difundidas por los medios más o menos oficialistas, no consultó previamente con nadie: ni con su partido, el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), ni con su círculo más estrecho, ni siquiera con su esposa– en la que le comunicaba directamente a «la ciudadanía» que había l...
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