Álvaro Delgado ganó con holgura la interna del Partido Nacional (PN). Con el respaldo de los sectores mayoritarios –y la venia silenciosa del presidente Luis Lacalle Pou–, dejó sin opción a su principal contrincante, Laura Raffo, que apenas rozó el 20 por ciento del electorado nacionalista. Pero esa noche, que debía ser el comienzo de su camino hacia la presidencia de la república, terminó con más caras largas que sonrisas.
La magra votación del PN –en contradicción con la buena votación del Frente Amplio (FA)– y la elección de la exsindicalista Valeria Ripoll como compañera de fórmula provocaron un cambio en el estado de ánimo de la militancia blanca. Las caras largas sobre el escenario y los abucheos del público hacia la exdirigente de los municipales fueron la marca indeleble de la noch...
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