En un día nublado, vemos una carretera en el campo rodeada de árboles. Curiosamente, no se filtra el resplandor de la luz a través de las hojas. Fuera de campo, el sonido de un automóvil. El plano avanza en línea recta por esa autopista, pero la cámara está quieta. Discernimos la perspectiva a partir de ese movimiento progresivo y advertimos un punto de vista: dentro de un vehículo hay alguien contemplando ese camino, lo hace desde el asiento delantero. Así son las primeras imágenes de Misericordia, el último filme de Alain Guiraudie, una opción fílmica que también está presente en una de sus obras anteriores, Rester vertical (2016). Y en ambas, a su vez, la idea de un forastero –uno humanamente esquivo– que terminará incidiendo en la cotidianidad de una familia y desestabilizando un orden...
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