Hace 20 años, cuando gobernaba por primera vez el Frente Amplio (FA), cuando la sociedad y el Estado aceptaron que el país tenía un problema nuevo respecto de las personas que dormían en la calle, que ya no se trataba de aquel linyera viejo y barbudo, con su atadito, su perro flaco y su díscolo filosofar–como el protagonista de las tiras de Tabaré Gómez Laborde, Tabaré–, entonces, en 2006, ya eran 320 los que dormían a la intemperie solo en la capital.
Y en 2011 fueron 353; en 2016, 556; en 2019, 1.043; en 2023, 1.375, de acuerdo a la información que sintetizaron los arquitectos Gonzalo Bustillo y Leticia Moreno en su investigación «Vivienda primera. Aportes para la innovación política en el acceso a la vivienda social para las personas sin hogar en Uruguay» (2024). Esto significa que en u...
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