El viernes 4 murió en Montevideo, a los 93 años, José Díaz. Frenteamplista de toda la vida, dirigente por largos años del Partido Socialista, animador histórico de la Fundación Vivian Trías, José supo ser también un hombre de esta casa. A principios de la década pasada integró el Consejo Asesor de Brecha junto con otros que ya no están, como Marcelo Viñar, Eduardo Galeano y Mario Wschebor, así como Lucy Garrido y Constanza Moreira. Como en todos los espacios, aquí dejó esa huella de compromiso honesto, de antimperialismo auténtico que lo caracterizó y que tanto lo unía a otro socialista histórico, Guillermo Chifflet, también muy cercano a este semanario. Como lo recuerdan Samuel Blixen y Roberto García, Diego Hernández Nilson y Florencia Salgueiro, José era un exponente de una vieja estirpe de dirigentes de izquierda a los que no les calzaba demasiado bien el realismo político. Rafael Paternain lo evoca en particular desde su breve pero recordado paso por el Ministerio del Interior durante el primer gobierno del Frente Amplio. En los últimos tiempos, se lo veía más bien en las calles, manifestando su solidaridad con Palestina y su decepción por el papel jugado por sus compañeros desde un gobierno que asumía, pese a todo, como suyo.