Uno mira el tamaño del libro y se decepciona. Lee la contratapa y se decepciona. Después abre el libro.
El primer texto que el lector encuentra es este: «No es un libro de recuerdos. Es un libro de recuerdos. Entre estas dos proposiciones se moverá el texto. Son mis recuerdos de otros, procesados por lo que hoy creo saber. La experiencia del pasado siempre es experiencia de otro. Ninguna idea de intangibilidad de la memoria. Ningún sentimentalismo cheap. Atención al peligro de las efusiones subjetivas y la nostalgia nebulosa. Todo es duro y nítido.
Los personajes o episodios elegidos fueron fundamentales en la formación de una intelectual bastante típica si se la observa desde una perspectiva a lo Bourdieu. Sería una especie de Bourdieu personal, aplicado a mi propia formación».1
Ah, muy b...
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