La trágica cronología del asesinato de Francisco y Alfonsina, de 2 y 6 años, evidenció las fallas de un sistema incapaz de proteger a las infancias frente a la violencia de género. Una violencia que, como una cebolla, puede desplegarse en capas cada vez más profundas hasta alcanzar su forma más extrema: la violencia vicaria. Aquella en la que el agresor ataca a los afectos más cercanos de la mujer –principalmente sus hijos– con el único propósito de infligirle el mayor sufrimiento posible.
El concepto de violencia vicaria, acuñado por la psicóloga argentina Sonia Vaccaro, cobró relevancia en los últimos años, en especial a medida que las legislaciones de violencia basada en género comenzaron a establecer límites y vías de salida a las mujeres frente al maltrato en el ámbito intrafamiliar. ...
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