Que no se las lleve el viento - Semanario Brecha
Las palabras de Patricia Kramer sobre Palestina

Que no se las lleve el viento

opinion

Las expresiones vertidas por la senadora Patricia Kramer en una reciente entrevista convocan a profundizar los debates y las argumentaciones para no olvidar nunca que al hablar del genocidio que Israel lleva adelante en Gaza nos estamos refiriendo a situaciones de extrema seriedad, urgencia y dolor.

El filósofo italiano Bifo Berardi dice que se ha abierto un abismo entre el colonialismo y el mundo colonizado, y es sobre eso que debemos hablar. Un abismo que nos coloca frente a un pueblo, el palestino, que desde 1948 se ve privado de su derecho a la autodeterminación y padece la violación de todos sus derechos de forma sistemática, como denuncia la Comisión Internacional Independiente de Investigación de Naciones Unidas y la relatora especial para los Territorios Palestinos Ocupados de ese organismo, Francesca Albanese. Este es el verdadero debate.

La libertad de expresión es un derecho fundamental, pero negar o minimizar el genocidio que Israel está perpetrando en Gaza y su utilización de la hambruna como arma de guerra (como ha demostrado la propia ONU), o hablar de un alto el fuego cuando continúan los bombardeos y la denegación de ayuda humanitaria, constituye una forma muy peligrosa de validación de la violencia no solo para la población palestina, sino para todas las luchas de poblaciones oprimidas, incluidas las luchas feministas.

Solidarizarse con las víctimas del 7 de octubre de 2023 pero no reconocer la magnitud del genocidio, la total destrucción de Gaza y la situación en la que se encuentra la población palestina es no reconocer los pronunciamientos de la Corte Internacional de Justicia y otros organismos internacionales, ni la solidaridad internacional y sus movilizaciones multitudinarias, que incluyen a muchísimas organizaciones de judías y judíos.

Hemos accedido desde los medios y las redes a imágenes terribles de violencia y destrucción por los bombardeos israelíes y por eso millones de personas de todo el mundo han convertido la bandera del pueblo palestino en un símbolo de las luchas contra el colonialismo, el racismo, el apartheid y por los derechos humanos, la libertad, la igualdad y la justicia. Por eso, la bandera también está en las ocupaciones de los estudiantes por el presupuesto. Las luchas y sus símbolos de liberación no son un hit, sino una forma de resistencia. Negar y desestimar a quienes desde cada territorio se manifiestan, en Uruguay o en el resto del mundo, es promover un discurso muy peligroso para nuestra democracia, que debe ser garantía, aquí, allá y en todo el mundo, para la paz y los derechos humanos.

La lectura que hace la senadora sobre la liberación de presos políticos palestinos no solo niega la verdad de su condición de rehenes encarcelados sin las garantías jurídicas mínimas, sin cargo ni juicio, sin visitas de abogados ni familiares, hambreados y hacinados en centros de tortura y exterminio, sino que legitima métodos represivos que nuestra población vivió durante la dictadura cívico-militar, así como los nefastos tribunales militares (en este caso de un ejército de ocupación).

El ingeniero Gregory Randall mostró en un evento que tuvo lugar en el Parlamento la precisión con que los ataques terroristas de Israel fueron destruyendo la red de escuelas y centros de estudios en Gaza. ¿Cuántos periodistas han sido asesinados por Israel en los territorios palestinos, solo por estar allí narrando lo que está sucediendo? ¿Cuánto personal de salud y de la ONU, socorristas, docentes, estudiantes, amas de casa, profesionales, pescadores, agricultores, también han sido asesinados? ¿Cuántos niños y niñas?

Como feminista elijo ubicarme del lado de las poblaciones oprimidas, del lado de la lucha contra todas las formas de racismo, colonialismo, supremacismo y, mucho más, contra un genocidio. El brutal terrorismo que el Estado de Israel comete día a día contra la población palestina no es una lucha contra el terrorismo: es genocidio, ocupación colonial y apartheid. Por eso somos tantas y tantos quienes llevamos esa bandera que hoy es símbolo de dignidad.

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