La socialdemocracia, liderada por un ex sindicalista de 57 años, Stefan Lofven, logró el 31,1 por ciento de los votos. Los verdes, sus aliados naturales, obtuvieron el 6,8, un nivel insuficiente como para formar nuevo gobierno. Ambos partidos necesitarían del apoyo de La Izquierda, una coalición que comprende a los comunistas, que mejoró un poco respecto a las elecciones anteriores de 2010 y arañó el 6 por ciento. Sumados, los tres llegan al 43 y algo por ciento, superando el 39 por ciento de la coalición de partidos de derecha y centroderecha (el Moderado, el Centrista, el Popular Liberal y la democracia cristiana) que gobernó en los últimos ocho años. Aunque no llegan a la mayoría absoluta, los partidos de izquierda podrán formar gobierno porque el primer ministro saliente, Fredrik Reinfeldt, se comprometió a renunciar en caso de que su alianza fuera derrotada, cosa que hizo el lunes 15. Había un pacto no escrito entre ambas coaliciones para aislar a la extrema derecha, representada por el partido Demócratas, y negarse a pactar con ella. Los ultras, de todas maneras, crecieron espectacularmente, del 6 al 13 por ciento, y será muy difícil para la alianza de izquierda gobernar sin llegar a acuerdos con los partidos de derecha y centroderecha. De hecho, la campaña electoral estuvo dominada por los temas impuestos por Demócratas: seguridad, inmigración, privatizaciones. Y en esos puntos no hay demasiadas diferencias entre el discurso de la extrema derecha y el de los líderes de la derecha “moderada”, que alcanzó el poder en 2006 promoviendo la gestión privada de servicios de transporte, educación y salud pública, y un control de la inmigración rayano en la xenofobia. En estos ocho años aumentaron fuertemente en Suecia las desigualdades sociales y el desempleo, fundamentalmente entre los jóvenes. Lofven centró su campaña en promover el empleo juvenil, una reforma fiscal para “beneficiar a los más desfavorecidos”, inversiones en infraestructura, y recuperar el papel del Estado en la economía, intentando una recomposición del Estado de bienestar que caracterizó al país.
La socialdemocracia gana, los neonazis también
La centroizquierda sueca ganó las elecciones legislativas del domingo pasado, pero la extrema derecha registró un resultado histórico que la sitúa como la tercera fuerza política del país.
Festejo socialdemócrata en Estocolmo -Foto AFP JONATHAN NACKSTRAND