El emprendedurismo, actitud de cuño empresarial que patrocina el capitalismo con su versión tecnocrática e individualista del cambio social, tiene, como todo encanto liberal, sus límites. Por muy brillante que sea el emprendedor, no puede tener la osadía, el tupé, de innovar a costa de los intereses de las grandes compañías. Para muestra basta una empresa: la aerolínea estadounidense United Airlines demandó a un joven neoyorquino de 22 años por crear un sitio web para que la gente compre pasajes de avión baratos.
Genio de la informática, el joven innovador Aktarer Zaman –nacido en Bangladesh y educado en Nueva York– fundó en 2013 Skiplagged.com, un sitio que rastrea vuelos económicos que incluyen escalas. En lugar de hacer el trayecto completo, el buscador muestra a los pasajeros los aeropuertos donde el avión hace escala. Así, si un pasajero quiere volar desde Nueva York a San Francisco, busca vuelos que se dirijan a otros destinos (por ejemplo a Seattle) pero que hagan escala en San Francisco. Cuando llega a esta ciudad, a su escala, se baja y no toma el segundo tramo hasta Seattle. Conocida como “escala escondida”, la estrategia del sitio sólo funciona con vuelos de ida y equipaje de mano, pues si se envía el equipaje a la bodega no se lo puede recuperar en la escala (acabaría, digamos, en Seattle).
Como los vuelos con escala suelen ser más económicos que los vuelos directos, el sitio tuvo gran éxito entre los usuarios de Estados Unidos, pero golpeó los ingresos de las aerolíneas. United Airlines y su agencia de viajes asociada, Orbitx, iniciaron una demanda contra el joven por “competencia desleal”, promover “trayectos prohibidos” y utilizar métodos “ilegales” para encontrar vuelos baratos. El joven, en cambio, argumenta que no hay nada ilegal en su sitio, puesto que utiliza la información que las propias aerolíneas publican. Pero quizás lo más curioso es que este emprendedor dice no haber obtenido ningún beneficio monetario por el sitio, y que su objetivo fue ayudar a aquellos viajeros que hace décadas realizan este tipo de búsquedas para encontrar vuelos baratos. Incluso consultoras privadas de aviación aseguraron a varios medios de prensa que la estrategia también es utilizada por aerolíneas como American Airlines cuando entrenan a sus agentes para ofrecer en ciertas ocasiones este tipo de vuelos a sus clientes.
Para costear los gastos legales de la demanda, el joven organizó una campaña de donaciones en línea que hasta este martes 13 llevaba recaudados 66 mil dólares (“¡Consumidores: Skiplagged necesita tu ayuda!”, reza el portal). Anunció que publicará todo lo que se gaste en su defensa legal y el resto lo donará a obras de caridad. El joven innovador vino a transparentar una práctica que de forma artesanal hacían miles de viajeros aprovechándose, según dijo, de las “ineficiencias” de las aerolíneas. Incluso hay quienes estiman que la demanda judicial por 75 mil dólares –nada desorbitante para el perjuicio que alega United Airlines– le ha dado más publicidad al sitio y a la estrategia de la “escala oculta”. Y consideran que aun si la aerolínea lograra cerrar el sitio, extremo probable, no tardarán en aparecer web similares.
En la década de 1930 Walter Benjamin analizó, de forma inconclusa, el potencial emancipatorio que el capitalismo generaba a través de la tecnología y que, razonaba, llevaría a su superación. En lugar de desestimarlas, como alegaban sus colegas marxistas, proponía utilizar las tecnologías que había generado el sistema para encontrar nuevos “usos valiosos” que socavaran los pilares del capitalismo hasta transformarlo. Lejos de ese objetivo puede estar la propuesta de Aktarer Zaman, y polémicos podrán ser sus resultados, pero que un joven asegure que innova sin afán de lucro parece, al menos, un paso interesante.