Un par de días antes habían fracasado las enésimas conversaciones de paz que se estaban desarrollando en Minsk. En los últimos nueve meses han muerto al menos 5.100 personas en los enfrentamientos que se multiplican sin solución en la principal zona industrial de Ucrania. En enero, sólo en el campo separatista fueron un centenar los milicianos muertos y casi 250 los civiles, y en el fin de semana pasado fueron 50 los muertos en ambos campos. El anuncio de Zajarchenko de la movilización de “100 mil hombres” en las zonas separatistas fue tomado “muy en serio” por las autoridades de Kiev, la Otan y Estados Unidos. En Washington volvió la discusión sobre si se debe o no ayudar al gobierno de Petro Poroshenko con “armamento letal”. Hasta ahora, al menos oficialmente, Estados Unidos envía a Ucrania chalecos antibalas, otros equipos “defensivos” y asistencia médica. En el Pentágono comenzó a predominar la opinión de que “eso no basta” y que “Rusia debe ser frenada en su expansión por todos los medios”, según dijo un general de Estados Unidos. Un informe elaborado por antiguos diplomáticos estadounidenses y ucranianos y oficiales retirados de la Otan, convenientemente difundido por estos días, llama a mandar urgentemente a Ucrania armas y drones de reconocimiento por un valor que calculan en 3 millones de dólares. Sergui Zgurets, un experto militar ucraniano, dijo a la agencia France Presse que si los separatistas dicen que pueden aspirar a reunir 100 mil combatientes es que piensan contar con refuerzos provenientes de la propia Rusia. “Las repúblicas separatistas no tienen los medios para movilizar a tantos hombres si no es con mercenarios rusos”, dijo. El secretario de Estado de Estados Unidos, John Ferry, estaba ayer jueves en Kiev, donde preveía reunirse con Poroshenko y el primer ministro Arseni Yatseniuk. El tema del “reforzamiento” de la asistencia militar estadounidense a Kiev estaba sobre la mesa…