Tras una espera menos larga de lo habitual, matizada por los polémicos dichos del doctor Da Silveira y la performance de los gorriones celestes, vuelve el fútbol uruguayo con todo lo que suele traer aparejado: tribunas semivacías, canchas desparejas, polémicas vanas y dos o tres pases seguidos de vez en cuando. En días tradicionalmente dominados por el rey Momo, la globa se hace un lugar.
Nuestras almas están programadas de fábrica para resetearse poco antes de llegar las fiestas, y para comenzar a “bootearse” lentamente a mediados de febrero. Al hincha le es incómodo tener que ponerse a revisar la tabla de posiciones, tanto como asumir que con una dosis inusual de mala suerte los festejos de fin de año pueden terminar siendo inútiles: no será la primera vez desde que se juega de agosto a mayo (2005) que un equipo festeja la obtención del Apertura cual si fuera una Libertadores, para luego perder la final del Uruguayo medio año después, con planteles que muchas veces tienen poco o nada que ver con los que comenzaron el torneo.
Febrero está hecho para ver Carnaval, y últimamente son tantas las polémicas que despierta “nuestra máxima fiesta popular”, que mucho nos costará distribuir nuestro tiempo libre entre ambas actividades. A fin de ponernos al día y de atenuar el impacto de volver a hundir nuestros botines en el lodazal de nuestro balompié, compartimos un breve punteo con algunas herramientas para ponernos rápidamente al día.
a. El favorito
Cuando usted tenga acceso a estas líneas, ya se sabrá la suerte corrida por Nacional ante los palestinos, en partido jugado en un estadio desierto, proeza que varios equipos están acostumbrados a afrontar semanalmente. Un triunfo de los de la franja (de Gaza), además de habilitar chistes en las redes sociales, le otorgará a los dirigidos por el precavido Guti aun más chances en un torneo cuya tabla anual parecen haber asegurado. Pero si Nacional clasificó es muy probable que, de la mano de una serie accesible (Boca, Zamora y Wanderers), los tricolores se las ingenien para avanzar más de lo habitual, descuidando la competición local en pos de la obtención de un torneo que –otra vez– se interrumpirá luego de los cuartos de final por culpa de la Copa América y de la ineficacia de los dirigentes americanos.
Para un (alerta de oxímoron) hincha racional de Peñarol, lo mejor que puede pasar es que Nacional avance todo lo posible en la Libertadores, maximizando así las chances del equipo carbonero en el Clausura. Pues tras haberse desprendido de sus mejores delanteros (Jonathan y Lolo) el panorama mirasol parece poco alentador. Será tiempo de que Pablo Bengoechea nos aclare si es del tipo Morena (afortunado jugador, desafortunado entrenador) o del tipo Aguirre (afortunado en ambas lides).
b. La presión de los pibes
Si bien el resultado final dejó sabor a poco (es de las primeras veces que el Centenario se llena para ver una vuelta olímpica ajena), el Sudamericano Sub 20/Preolímpico/Feria de Bicocas sirvió para que el gran público descubriera a varios jugadores llamados a provocar las delicias de grandes y chicos. ¿A cuántos errores de Migliore estamos de que la hinchada carbonera comience a pedir a gritos a Guruceaga? Que a Peñarol no se le ocurra perder pie en las primeras de cambio (algo que al comparar su plantel actual con el que quedó a 17 puntos de Nacional en el Apertura no parecería tan descabellado) porque la presión para encarar el torneo con juveniles será insoportable para Pablo Javier, capaz de agarrarse caspa y verse obligado a pedirle prestado el champú a Vanzini.1
Por el lado de Nacional, si es que Fonseca ya no lo tiene vendido, pasará algo similar con Amaral. Y los hinchas que acusaron a Pereiro de cagón cuando Nacional perdió el clásico por 5 a 0, ahora lo idolatran, y ya tienen twits prontos del estilo “¿Papelito es más que Amaral?” con el hashtag#Gutiponéalospibes.
c. Comunicado va, comunicado viene, los muchachos se entretienen
No nos subiremos al carro de los que atacan al doctor Da Silveira, simplemente mencionaremos las consecuencias de sus dichos: a) Renunció a un par de trabajos, y ahora tiene más tiempo para dedicarle a la familia, desarmar motores Ppa y destilar Sirte de toronja. b) El Benfica consiguió un descuento en el pase de Jonathan Rodríguez. c) La Mutual de Futbolistas no habla con los programas en los que trabaja el doctor, privando a sus oyentes de esos diálogos tan enriquecedores como éste:
Vestuarista —Llegó Peñarol.
Conductor de la previa –Adelante, Gonzalo.
Vestuarista —Van bajando los jugadores del ómnibus, acá viene Zalayeta… Marcelo… Marcelo… ahí pasó Zalayeta. Viene Aguiar con la música, ¿qué sale hoy?
Aguiar —Cumbia.
Vestuarista —Ahí pasaba Aguiar, a ver con el Tony… Tony… Tony… ¿vas de titular?
Tony —Todo bien, sí.
Vestuarista —La palabra de los jugadores de Peñarol.
Pero el premio mayor se lo lleva el punto d) El Círculo de Periodistas Deportivos emitió un comunicado en el que, entre otros dislates, reivindica el derecho de sus agremiados a decir lo que sea, con o sin fundamentos, llegando a establecer analogías entre Da Silveira y los dibujantes de Charlie Hebdo (afortunadamente Da Silveira es hábil para “elegir las pintas”, y si le preguntan por Mahoma dirá que “es un fenómeno, lejos el mejor profeta”). No sabemos cómo, pero todo terminó en un enfrentamiento entre Sergio Gorzy (periodista no agremiado) y Pablo Karslián, presidente del Círculo.
Imposible no ponerse del lado de Sergio, fundamentalmente para los hinchas de Nacional que al oír la voz de Karslián son trasladados a los oscuros tiempos del quinquenio.2
d. La carnavalización del fútbol
Volvemos sobre el punto: el fútbol y el Carnaval se parecen cada vez más, y el hecho de que lleguen a coexistir profundiza el problema. La presencia rectora de Tenfield en ambos ámbitos, y hasta las similitudes en los perfiles de los dirigentes (Wilmar Valdez tiene una pinta de director de conjunto que no puede más, en tanto hay quienes afirman que el Cachete y Freddy Varela son la misma persona) nos puede inducir a errores de percepción. Yo, sin ir más lejos, termino esta semana convencido de que:
● Juan Pedro Damiani presionó para que Aristóphanes no pueda jugar de local en su cancha.
● El Vela Yern le quitó la confianza al Colegio de Árbitros.
● Horacio Rubino es un muchacho que come.
● Zíngaro’s le dio sólo 600 entradas a la hinchada de Nazareno’s.
● Va a llegar el momento en que Pasión Fútbol y Pasión Carnaval sean un solo programa. Y Juan Carlos Scelza analice escenas como la que le costó a Tronar de Tambores el primer puesto de las Llamadas (“y ahí los componentes se toman a golpes, a piñas, a guascazos…”), y las murgas cambien de director en el medio del Carnaval, y alguien grite “¡frutilla intermitente!” cuando se prenda la luz que indica que el tiempo de la actuación se acaba.
Por lo pronto, quienes pretendemos disfrutar de ambos mundos nos esmeraremos por no confundirnos, y seguiremos confiando en el verdadero protagonista, ese que se pinta la cara y se calza las canilleras para dejarlo todo en el césped del Teatro de Verano, para así convencernos de que nuestro fútbol es, en efecto, el Carnaval más largo del mundo.
1. Allá por 2007, Bengoechea y Vanzini aparecieron en la publicidad de un champú anticaspa cuyo eslogan era “100 por ciento ganador, 0 por ciento caspa”.
2. El citado profesional fue el relator principal de Torneos y Competencias entre 1994 y 1998, algo así como el Rodrigo Romano de la época.