“En 1993, Jacqueline Montanez fue declarada culpable de dos asesinatos cometidos en mayo de 1992, poco antes de su 16 cumpleaños. En el momento del delito era una adolescente que había pasado una infancia de abusos”, señala el informe de Amnistía Internacional Aquí es donde voy a estar cuando muera. Estados Unidos: Menores condenados a cadena perpetua sin posibilidad de libertad, publicado en 2011.
Jacqueline es apenas una de las “2.500 personas que Estados Unidos ha decidido que deben morir en prisión por delitos cometidos cuando eran menores de edad”. El país que se proclama campeón de los derechos humanos, defiende condenas que violan los derechos de niños y niñas.
Casi dos tercios de los miles de menores condenados a cadena perpetua son de color, algunos de los cuales llevan más de media vida encerrados. Hay 79 presos con menos de 14 años cumpliendo cadena perpetua, pese a que la Corte Suprema declaró en mayo de 2012 que la cadena perpetua a menores es inconstitucional.
Cuando tenía dos años, Cristian Fernández fue encontrado desnudo y sucio caminando de madrugada por las calles de Miami. Nació fruto de la violación de su madre por un vecino, que acabó condenado a diez años de prisión. La violencia y los abusos sexuales fueron una constante en la vida de Cristian, que a los 13 años se convirtió en el preso más joven del país. Está acusado de haber asesinado a golpes a su hermanastro de sólo dos años mientras lo cuidaba y de abuso sexual sobre otro hermanastro, de sólo 5 años.
La pareja de su madre se suicidó delante de los hijos después de dar una brutal paliza a Cristian. Apenas seis meses después, fue detenido como responsable de la muerte de su hermanastro cuando tenía 12 años.
Miles de firmas se recogieron pidiendo que Cristian sea juzgado como un menor y no como un adulto. En 29 estados la justicia no hace diferencia entre adultos y niños. Pero la fiscalía sostuvo que debe “proteger a la sociedad de este individuo”. Ahora, ¿quién protege a esos niños de la sociedad?
Amnistía Internacional finaliza su informe señalando: “Es hora de que Estados Unidos se una al resto del mundo ratificando la Convención sobre los Derechos del Niño e implementando plenamente su prohibición de imponer cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional a menores, incluidos los casos de personas ya condenadas”. Una convención que no ha sido firmada sólo por Somalia y el país de la libertad.