España tiene un inmenso legajo de abusos sobre todo el continente americano desde el primer momento en que Colón pisó tierra y tomó para sí, en nombre de los reyes católicos de España, hombres y riquezas. Una especie de revanchismo y de oportunidad de reflexión, más allá de la imagen en concreto, es lo que postula esta obra de arte llamada “Desvestido para la conquista”, dentro de la exposición La bèstia i el Sobirà, que por ser considerada como un “atentado al pudor”, fue retirada del Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (Macb).
La obra de la artista Ines Dou-jak muestra en concreto al rey Juan Carlos siendo penetrado por la activista feminista boliviana Domitila Barrios de Chúngara, mientras regurgita vegetación por la boca. A su vez, un furtivo pastor alemán acomete por detrás a Domitila de la misma manera que ella lo hace con el rey.
El título de la exposición nos esclarece un poco la obra en cuestión; La bestia y el soberano es también el nombre de un seminario dictado por Jacques Derrida durante los años 2002 y 2003, en el cual el filósofo francés analizó estas dos figuras, y su característica de estar situadas más allá de la ley. En esta reflexión filosófica-política, Derrida expone su postura de que el hombre que gobierna se acerca al animal, en cuanto a que al imponerse por la fuerza toma el control más allá de cualquier norma establecida; el soberano es, y ha sido representado históricamente, como el águila, el lobo, el león.
Por esto, la obra plantea el placer y el dolor del rey ante una reversión de poderes, esta vez personificados por la figura de Domitila y el perro. Curiosamente, el que históricamente ha creído ostentar el patriarcado de la ley de la naturaleza, ahora está representado como el que más sufre sus consecuencias, y es a su vez, el único de los tres que queda enteramente sometido.
Si bien Domitila no sufrió el mandato de la monarquía, sí vivió bajo la terrible dictadura boliviana del general Hugo Banzer Suárez, lo que la llevó a convertirse en una líder referente contra los regímenes militares bolivianos, una activista portavoz de los mineros explotados y una figura fundamental del proceso democrático.
El poder del soberano nace en lo animal, el rey cree ostentar un derecho a la conquista o el atropello, por encontrarse más allá de la ley que rige al común de los mortales. La dimensión humana racional que toma cuerpo en leyes, moralismos y costumbres no está presente, o lo está de una manera mucho más difusa en la figura del monarca, quien detenta la autoridad de hecho y por mandato divino.
Quizá fue el cuestionamiento a este imperativo tácito el motivo por el que fue quitada la obra, y no por el argumento que planteó el director del Macb, Bartomeu Marí, bajo la excusa de un pudor hipócrita. Es lícito aclarar que en estos días la obra fue finalmente expuesta junto con las demás que conformaban la muestra, a consecuencia de “opiniones emitidas por muchos y diferentes sectores de la sociedad…”, según manifestó tímidamente el mismo Marí.