Internet ha instalado el sexo virtual, ha logrado que un montón de sujetos se tiren baldes de agua helada al mismo tiempo en los más remotos confines del planeta, ha creado mercados negros de armas, drogas, sicarios y los etcéteras que se quieran, y nos da la posibilidad de mandarle inmediatamente a un amigo en Singapur un video de un oso pardo tomando whisky. Por si fuera poco sorprendente, también le ha permitido a un rey africano gobernar su territorio a través de Skype, viviendo en Alemania, a 4.700 quilómetros de distancia.
Togbe Ngoryfia Céfas Kosi Bansah fue uno de los 83 hijos que tuvo su padre con 12 esposas en Hohoe, un pueblo situado en el sudeste de Ghana, cerca de la frontera con Togo. En 1970, cuando era un joven veinteañero, Bansah viajó a Alemania por un programa de intercambio cultural, allí aprendió todo lo referente a la reparación de autos y maquinaria agrícola, practicó boxeo, y llegó a obtener un título de campeón en la categoría peso mosca. Conoció a su actual esposa, Gabriele, con la que tuvo varios hijos. Decidió quedarse a vivir en Ludwigshafen, cerca de Fráncfort, e instaló su propio taller mecánico. Pero un día le llegó la noticia: su abuelo, el rey de Hohoe, había fallecido, y lo había nombrado a él como sucesor. En realidad los herederos inmediatos al trono eran su padre y su hermano mayor, pero ambos fueron rechazados por ser zurdos (literalmente: la tendencia a utilizar el lado izquierdo del cuerpo), atributo que en Hohoe es considerado una señal de deshonestidad e impureza.
Cuando se enteró de su herencia, Bansah ya estaba a punto de casarse y tenía su taller instalado desde hacía tiempo, por lo que decidió tomar cartas en el asunto y aceptar su legado, pero pidiendo específicamente no trasladarse, poder continuar con su taller y su vida en Alemania y viajar solamente cuando su presencia fuera imprescindible. La propuesta fue aceptada, por lo que luego de su coronación, en 1992, se comunicaba principalmente por fax y debía viajar en promedio unas ocho veces al año. Pero a medida que Internet fue mejorando sus vías de comunicación, dejó de ser tan requerido. Según contó a la Bbc Brasil, durante parte del día trabaja en su taller, y usualmente de noche se quita su traje azul de mecánico y cambia radicalmente su atuendo: ropa de colores y una corona. Así vestido, conversa con sus súbditos a través de Skype, se reúne por este medio con líderes tribales e intenta solucionar los conflictos eventuales que aquejan a su pueblo, que reúne poco menos de 300 mil personas.
Ni bien Bansah fue coronado, creó una organización sin fines de lucro para reunir fondos para su pueblo. Considera que al estar instalado en Europa logra tejer mejores alianzas y recaudar más dinero para la construcción de institutos, escuelas técnicas, hospitales, puentes, obras de cableado y purificación del agua. Pero además ya se ha vuelto una celebridad mediática y suele hacer apariciones televisivas, a menudo en su faceta como cantante: ha producido y publicado seis CD con temas que incluyen su canción de la Copa del Mundo de 2006 “King Football”; también vende personalmente souvenirs, como remeras o bolsos con su imagen grabada.
Convendría estudiar de cerca la visión que tiene esta comunidad perteneciente a la etnia ewe y en buena parte practicantes del vudú, respecto a este “rey ausente” que se aparece en una pantalla, como en tantas ficciones futuristas en las que se veían las imágenes parlantes de los gobernantes, quizá ubicados en otros cuadrantes de la galaxia. Quién sabe, a lo mejor ese estar sin estar, esa presencia distante, de alguna manera lo asemeje no tanto a un rey sino más bien a un dios.