La portada del diario abre en grande con la expresión: “¡Quítame las manos de encima!”. “Con demasiada frecuencia, las mujeres periodistas encargadas de cubrir la política son víctimas del sexismo por parte de algunos funcionarios electos”, comienza diciendo el manifiesto, firmado por periodistas de los principales medios franceses que se presentan como ajenas a la “generación Giroud”, por la cofundadora y editora del periódico l’Express, Françoise Giroud, una de las primeras mujeres en dirigir un semanal generalista en los años setenta. Giroud impuso una línea entre el cliché machista y la eficacia editorial, convencida de que los políticos iban a desvelar información más fácilmente frente a las mujeres. Pero 40 años después “la generación de mujeres periodistas encargadas de cubrir la política francesa bajo las presidencias de Sarkozy y Hollande, vivimos todos los días esta ambigüedad, a menudo alimentada por los políticos”, dicen.
Recogen ejemplos de situaciones y comentarios sexistas que han recibido mientras ejercían su trabajo por parte de senadores y políticos como, por ejemplo, “un diputado que les pasa la mano por el pelo para darles la bienvenida” o “un senador que se lamenta de que lleven jersey de cuello alto en lugar de escote”.
También actuaciones como que “un candidato a las primarias en plena rueda de prensa delante de los micrófonos en un día de verano responda a las preguntas de una de las periodistas porque lleva un vestido bonito”. También cuentan cómo “durante la última campaña presidencial, a bordo de un avión, un portavoz tomó fotos de las periodistas mientras dormían”.
Concluyen que mientras “la política siga en manos de los hombres heterosexuales de los sesenta, nada va a cambiar”. Y que les “hubiera encantado a todas poder firmar el texto sin tener que esconderse bajo el anonimato”. Pero algunas están en condiciones complicadas y saben que firmarlo puede traerles “consecuencias discriminatorias o situaciones de trabajo difíciles”.
(Tomado de Publico.es)