Uno de los grandes factores de desigualdad en el mundo consiste en que muchos países económicamente inestables o con grandes dificultades tienen altas tasas de natalidad, mientras que los que gozan de mayor prosperidad poseen poblaciones envejecidas. Tales son los casos opuestos de Ecuador y Dinamarca. Sus gobiernos se han preocupado por revertir o mejorar esa situación, pero al no haber obtenido los resultados esperados, decidieron cambiar sus estrategias explotando su creatividad al máximo.
Desde hace una década el gobierno de Ecuador trabaja en contra del incremento de la tasa de natalidad, y ha elaborado diversos planes en los que se trató de frenar principalmente el embarazo adolescente.
En un primer momento la administración creó una Estrategia Nacional de Planificación Familiar y Prevención del Embarazo Adolescente, cuya principal iniciativa era la distribución gratuita de anticonceptivos y el acceso a una línea de ayuda. Pero el presidente Rafael Correa, decepcionado por los malos resultados, catalogó al plan de “hedonista”, porque fomentaba el placer por el placer: “Goza, y si tienes problemas anda al centro de salud”. Además criticó algunos lemas de los movimientos sociales que promueven la libertad sexual: “Desde ese punto de vista, mi perro Segismundo también es libre porque disfruta de su sexualidad”, ironizó.
Ante el fracaso de la primera propuesta, el mandatario decidió redoblar la apuesta y crear un Plan Nacional de Fortalecimiento de la Familia, que consistiría en brindar educación sexual “en valores” en los centros educativos, tanto para los jóvenes como para sus padres. Según recogió el sitio El Comercio, el objetivo sería “lograr un giro significativo en el patrón de comportamiento en adolescentes y jóvenes respecto de la vivencia de la afectividad y la sexualidad, a través del complemento de las políticas públicas en la temática y el fortalecimiento del rol protagónico de la familia”. En otras palabras, el plan consiste en incentivarlos a posponer sus relaciones sexuales.
En las antípodas y en otro continente, Dinamarca convive con el problema de la baja tasa de natalidad –la peor de Europa–, con un promedio de 1,67 nacimientos por familia. La situación es tan alarmante que en Aahrus, la segunda ciudad más importante, cada vez que nace un bebé se hace sonar una campana gigante anunciando la buena nueva.
A nivel nacional el gobierno –que pretende incrementar la procreación a tres niños por familia– se ha preocupado por elaborar una campaña llamada Do It for Denmark (Hazlo por Dinamarca), alentando a las parejas a ponerse manos a la obra.
Como en Ecuador, la solución podría estar en los jóvenes. Por eso la denominada Asociación de Planificación Familiar, que sería el órgano responsable de desarrollar campañas de salud sexual y reproductiva en las escuelas, tomó la decisión de abordar sus cursos desde el punto de vista de la fertilidad e infertilidad y el embarazo “no planeado”, bajo la consigna “¡Es así como se tienen hijos!”.
Increíblemente, algunos datos estadísticos aseguran que Dinamarca es el país europeo cuyos habitantes practican más el sexo, pero a la vez la postergación de los embarazos y la infertilidad son aun mayores. Teniendo esta información y exagerando algunos números, varios empresarios han aprovechado la oportunidad para incrementar sus negocios. Tal es el caso de la agencia de viajes y turismo Spies Rejser Travel, que utilizando la ecuación “viajes es igual a sexo, sexo es igual a bebés”, lanzó una campaña para “salvar” al país.
La promoción consiste en ofrecer paquetes turísticos con importantes descuentos para parejas a destinos románticos, como, por ejemplo, París. El detalle es que el viaje debe realizarse cuando la mujer esté en época de ovulación, para garantizar el “éxito” y no entregarse al “placer por placer”. Una vez terminada la “luna de miel”, la agencia envía por correo a cada pareja un test de embarazo. Si el resultado es el esperado, los futuros padres son premiados con tres años de pañales gratis y futuras vacaciones con el niño. Un negocio redondo.