La emoción de las paredes – Semanario Brecha
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La emoción de las paredes

El pulso del arquitecto habrá percibido antes que él que su residencia actuaría como soneto bien temperado. La Casa Vilamajó,1 declarada monumento histórico nacional en 1990 y recuperada y reabierta como museo por la Facultad de Arquitectura en 2012, hospeda buenas iniciativas y el legado de un taumaturgo. La entrevista de pescante es con Aníbal Parodi.

Casa Vilamajó / Foto: Andrea Sellanes,

—¿Cuándo surge el proyecto de recuperación?
—Esta es la única casa que Julio Vilamajó construyó para sí mismo, en 1930, cuando tenía 35 años y Uruguay levantaba sus edificios emblemáticos. Es vertical, con cinco niveles, asentada en una pequeña superficie de terreno porque debió respetar dos retiros correspondientes a su doble frente sobre avenida Sarmiento y Domingo Cullen. Vilamajó le suministra una estupenda iluminación orientándola al norte y al este, divide el rectángulo construible en dos áreas y coloca al medio una escalera que conecta todos los niveles, que van cambiando en su función y en su vínculo con el exterior. La propia escalera, mediante aberturas en su caja, eslabona interiores y exteriores. Este patio interior, con su fuente y su huerta, no es visible desde el exterior, p...

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