El último libro de Napoleoni se llama El fénix islamista. El Estado Islámico y el rediseño de Oriente Próximo (Paidós Ibérica). Brecha conversó con ella horas antes de su conferencia sobre la creación y establecimiento de este califato en varios países. “Es realmente un Estado –dice–. Se autofinancian con petróleo e impuestos. Como cualquier otro país.” Napoleoni da a entender que la guerra se prolongará más de lo deseado porque ni Europa ni Estados Unidos piensan en la negociación. “Una solución militar con tropas en el terreno llevaría unos 30 años”, asegura.
—Hace unos días leí un artículo cuyo titular era “¿Qué pasaría si el Estado Islámico ganara?”. ¿No cree usted que posiblemente ya haya ganado?
—Lo que se puede decir es que después de 15 meses de bombardeos, el territorio del Estado Islámico es más grande de lo que era antes. Tienen a 8 millones de personas viviendo allí. Tienen impuestos, se autofinancian. El petróleo, por ejemplo, supone un 20 por ciento del producto nacional bruto, aunque no es tan importante como lo fue en un principio. Tienen agua, producción agrícola…
No obstante, yo creo que “ganar”, “ganar”, no se puede decir. En realidad es una guerra que continúa. Pero es cierto que la política de Estados Unidos y de la coalición contra el Estado Islámico –y ahora también de Rusia– no marcha como se esperaba. Si seguimos así, no creo que destruyamos al Estado Islámico.
—El modelo económico parece funcionar bien. Permite ofrecer escuelas y hospitales gratis a la población, entre otros servicios.
—Como Estado marcha bien. Tenemos, por ejemplo, Alepo, en Siria: la anarquía total. Allí hay grupos armados, señores de la guerra y también el ejército de Bashar al Asad. La población se encuentra en mitad de ese enfrentamiento donde no hay ley ni orden y tampoco defensa de las fronteras.
Por su parte, el Estado Islámico lleva a cabo dos importantes principios de Estado: el orden público –la ley– y la protección de la población contra ataques exteriores. Es por ello que se puede decir que en realidad sí es un Estado.
Y en este Estado hay un porcentaje muy alto de gente que piensa que se encuentra mejor ahora con el EI que antes, en una situación de anarquía total. Y son todos sunitas, porque han destruido toda oposición.
—Dice que el petróleo sólo supone un 20 por ciento del producto nacional bruto de las zonas controladas por el EI. ¿Cuál es entonces su mayor fuente de financiación?
—Los impuestos. Están en una zona de guerra, y en una guerra todo llega de contrabando. Por ejemplo, por los productos que llegan de Turquía, el Estado Islámico cobra un impuesto. Por los refugiados que salen de Siria y tienen que cruzar sus territorios cobra un impuesto a cada refugiado. Por supuesto, un impuesto que pagan los traficantes, pero no deja de ser un tipo de tasa. En realidad, como cualquier otro Estado. ¿Cómo se financia España? Con impuestos.
—¿De cuánto dinero hablaríamos? ¿Cuánto mueven al año?
—No se conoce esa cifra realmente. Hay estimaciones que señalan que el petróleo genera 2 millones de dólares cada día. Otras que el contrabando entre Turquía y el Estado Islámico, incluyendo a los refugiados, genera diariamente de 300 mil a 500 mil euros. Hablamos de muchísimo dinero, pero nadie sabe en realidad de cuánto, quién lo paga, cómo lo pagan. Lo único que sabemos es que el Estado Islámico puede sostener esta guerra. Y una prueba es que llevan luchando desde junio de 2014.
—¿La Unión Europea tiene en cuenta que el Estado Islámico es un actor más en la crisis de los refugiados, y que además está sacando réditos?
—No. No creo que sepa cuánto gana el Estado Islámico con ello. Y tampoco creo que le interese. Hay una sola política en Bruselas, que es la misma de Washington, y es: bombardeemos, bombardeemos y bombardeemos.
En realidad, creo que Bruselas no tiene política. Por eso se han cometido errores tremendos. Ahora tenemos un éxodo que Europa no puede asumir. Hubiera sido mejor una política de asimilación progresiva, un número de refugiados cada mes, o algo similar, que hacer lo que se ha hecho. Me parece increíble lo que pasa en Europa.
Y la verdad es que la que llega a Europa no es gente que sale del Estado Islámico. Porque si fuera así, el éxodo hubiera empezado hace un año. ¿Por qué ahora? Porque por supuesto ahora con los drones (de la coalición) mucha gente ha empezado a pensar que la situación nunca va a cambiar. El país está destruido.
—Entonces, ¿cómo se derrota al Estado Islámico?
—Una alternativa es la guerra total. Enviar tropas. Pero una guerra total en esta región llevaría 30 años. Y es que el Estado Islámico es la última versión del grupo de Al Zarqawi de 2003. Europa fue a la guerra en Irak. Dijimos que esa guerra se había acabado; pero ahora nos encontramos con un problema aun más grande.
—¿Bastaría con un ataque militar para ganarle la guerra al Estado Islámico, o es necesario también atacar otras bases, como las finanzas, por ejemplo?
—No se puede hacer nada en cuanto a las finanzas. ¿Cómo se puede bloquear las finanzas de un Estado? ¿Cómo bloquear el pago del impuesto a los refugiados? No se puede hacer porque no tenemos control allí. Además, el dinero no llega de fuera, está allí. Se produce allí, se contrabandea allí. No podemos hacer nada.
Intervención militar, guerra total, con tropas, durante 30 años… Me parece imposible. O bien optar por una negociación. Decirnos: tenemos que pacificar la zona. Pero claro, para hacerlo primero tenemos que darnos cuenta de que allí, en esa región, hay un nuevo Estado que se llama Estado Islámico.
Aunque no creo que Europa y Estados Unidos estén listos para este tipo de política, si esperamos uno o dos años más, si seguimos así, con otros 7 millones de refugiados que llegan a Europa, con la desestabilización de Turquía, tal vez…
—¿Quiere decir que quizá se llegue a contemplar la negociación como la única alternativa?
—Yo creo que sí, que la única alternativa es la de contener al Estado Islámico. Decir: “Esa es tu región, te quedas aquí, no te mueves, te paras aquí”. Pero no creo que eso suceda, vamos a desestabilizar a Turquía y en un año o año y medio tendremos una guerra en la frontera de Europa. Como ve, soy muy pesimista.
—La zona no da para el optimismo.
—No veo cómo. El problema de los kurdos es un problema real. Si mañana el Estado Islámico desaparece, tendremos ese problema. Y los kurdos ahora tienen armas y dinero que nosotros les hemos dado.
Está también el problema de Al Qaeda. Si el Estado Islámico desaparece, Al Nusra (rama de Al Qaeda en Siria) ¿qué va a hacer?, ¿regresar a su casa? (Sonríe escéptica).
—¿El Estado Islámico sería lo que es sin Internet?
—Internet ha sido muy importante porque el Estado Islámico es una manifestación moderna de la creación de un Estado con violencia. Pero, claro, tampoco la revolución francesa fue pacífica. Siempre hay un elemento de violencia extrema. La palabra “terror” llega de lo que pasó en la revolución francesa, cuando les cortaron la cabeza a todos, a aristócratas y también a revolucionarios.
Internet ha sido muy importante para el Estado Islámico. Para el reclutamiento, por un lado, y para expandir el miedo, por otro. El miedo es un instrumento para presentar una imagen más fuerte y más grande de lo que realmente se es. Eso ha funcionado muy bien con el Estado Islámico.
—En cuanto al reclutamiento, ¿qué lleva a un joven, hombre o mujer, a abandonar un país como el Reino Unido, Alemania, donde más o menos se vive bien, para militar en las filas del Estado Islámico e irse al frente de batalla en Siria, por ejemplo?
—Yo no creo que se viva bien en Europa. Creo que eso no es verdad. Los jóvenes en Europa no tienen ideales. Aquí tenemos un solo dios, que es el dinero. Si no produces bastante dinero no eres nada. En Europa hay una profunda falta de ideales. No hay nada que se parezca a lo que pasó en el 68, o en la década del 70.
Los jóvenes no hacen nada. No hay manifestaciones, no hay discusiones, no hay un modelo económico y político nuevo. No hay una confrontación directa con los políticos. Sí hay estos grupos Syriza o Podemos, pero son grupos de oposición ciudadana vacilante. ¿Cuál es la ideología de Syriza? No hay. ¿Cuál es la ideología de Podemos? No hay. Son movimientos de oposición contra el régimen pero no proponen nada.
En 1968 había un montón de revoluciones: la revolución política, la revolución sexual, contra Estados Unidos y la Guerra Fría, la revolución de las drogas. Había muchas manifestaciones en contra del establishment. Pero aquí no tenemos nada.
Creo que a esos jóvenes (los que se enrolan en el Estado Islámico) les ocurre algo similar a lo que pasaba con nosotros en los años sesenta y setenta. La idea de que el mundo se puede cambiar a través de una ideología. Por supuesto que en este caso no es verdad, pero ellos se van con esa motivación. Se dicen: “Me voy porque voy a crear una nueva nación donde todo sea diferente”.
—¿Y es el mismo mensaje para los hombres que para las mujeres?
—Sí, el mensaje que va a las mujeres es el mismo que va a los hombres: “Este es tu Estado, tú vas a construir esta nueva nación, esta va a ser tu nación”. Es un mensaje que te dice que allí las mujeres son diferentes, los valores no son los de Occidente, y su religión es la sunita salafista. Es un modelo. Puede ser un modelo malo, pero es un modelo. Y si yo creo en ese modelo, me voy.
—A pesar de que sea irse a la guerra…
—La guerra por motivos patrióticos es lo máximo para un joven que está aquí, que todo lo que ve es dinero, comprarse un teléfono nuevo y cosas así. La guerra para ellos es mejor que quedarse frente a la televisión y jugar a Supermario.
—¿Seguiría en pie el Estado Islámico si se eliminara a su líder, Abu Bakr al Bagdadi?
—Por supuesto. Él es un ícono. El Estado Islámico no es como Arabia Saudí, donde es la familia real la que controla todo. El Estado Islámico es más horizontal. Ese es otro elemento interesante para los jóvenes. Cuando deciden viajar y formar parte del Estado Islámico piensan que van a ser padres fundadores del Estado, que pueden hacer carrera en él, que pueden llegar adonde quieran. Se van a formar parte de un grupo, de una realidad.
—¿Qué le han parecido las palabras del ex primer ministro británico Tony Blair disculpándose por la guerra de Irak?
—(Ríe) Tony Blair ha dicho eso porque el nuevo Informe Chilcot es muy crítico con lo que él hizo. Pero Tony Blair es un criminal de guerra, junto a George W Bush, José María Aznar y Silvio Berlusconi. Un millón de personas muertas por una información de inteligencia falsa. Él era primer ministro. Es su responsabilidad. Tony Blair sabía muy bien que no era verdad. Si lo sabía yo, que lo apunté en uno de mis libros… Todo el mundo sabía que entre Saddam Hussein y Bin Laden no había nada. ¿Recuerda el discurso de Colin Powell mostrando los camiones con esos misiles? Decía: “Se mueven de aquí a allá”. Era todo mentira. Por eso digo que Blair es un criminal de guerra.
—Y también tiene, igual que Bush y Aznar, parte de culpa en la creación del Estado Islámico.
—Parte no. Toda.