Sobre Pensión de animales, de Pablo Silva Olazábal, escribió Circe Maia: “La leí de un tirón, no podía dejarla. Es una novela original, extraña y compleja, pero que al mismo tiempo emplea un lenguaje muy accesible, muy nuestro. Todo lo que ocurre en ella tiene apariencia dual”. Tan cierta es la apreciación, que el concepto de dualidad se anticipa en la portada: el ángel de alas desplegadas y semblante de estampita luce un saco ajado y sostiene, displicente, un cigarrillo. La pintura integra la serie “Maltratado de ángeles y basiliscos”, del polifacético Luis Eduardo Aute, que al intervenir la iconografía consagrada pone en entredicho sus convenciones y coloca a los seres alados en lugares y posiciones no tradicionales.
La novedad es que la presencia angélica no se agota en la tapa del libr...
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