La Onu cumplió 70 años. En los últimos tiempos la organización se ha abanderado con la causa de la igualdad entre mujeres y hombres. Igualdad que ha ido tratando de armonizar en un discurso convincente, tanto así que ya casi nos olvidamos de que la Declaración de los Derechos Humanos era la de los Derechos del Hombre. De hecho hay que reconocerles a Eleanor Roosevelt y a Hansa Mehta que el primer artículo diga “todos los seres humanos” y no “todos los hombres”.
En el sitio web de la Onu (un.org), cuando se accede al apartado titulado “Mujer”, se lee: “Las desigualdades entre el hombre y la mujer están muy arraigadas en las sociedades. Las mujeres están mal representadas en los gobiernos, los parlamentos y los consejos de administración de las empresas. Tampoco tienen acceso a un trabajo decente, se enfrentan a la segregación ocupacional y sufren diferencias por su sexo. A veces también se les niega el acceso a la educación básica y a los servicios de salud y, en todas las regiones del mundo, son víctimas de la violencia y la discriminación”.
Pero la cuestión es que la Onu declara y exige algo que no cumple dentro de sí misma. La representación de mujeres en los órganos supranacionales no es distinta a la de aquellos gobiernos a los que la Onu les exige cuota de género.
Si preocupa en la Onu, más preocupa en los órganos de protección de los derechos humanos que tiene dentro de su estructura. Particularmente llamativa es la situación de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, donde no hay mujer alguna y, por si eso no alcanzara, en su estatuto (corteidh.or.cr) lastima los ojos que el comité exista como herramienta de la Convención “con el fin de salvaguardar los derechos esenciales del hombre en el continente americano”. Podría hacerse el esfuerzo de armonizar el lenguaje con el del organismo madre.
Es natural entonces, y llamativo, que no haya surgido antes “una campaña global que busca promover la paridad de género en la composición de los organismos internacionales” (Gqualcampaign.org). Lanzada oficialmente el 17 de setiembre, la campaña busca llamar la atención ante “la subrepresentación de las mujeres en los cargos de alta responsabilidad de órganos y organismos internacionales, tanto a nivel de las Naciones Unidas como de los sistemas regionales de protección de derechos humanos”.
Recorriendo los sitios web de la Onu, más allá de la nula representación de mujeres en la Corte Interamericana, llama la atención que en su Comité de Derechos Humanos sólo cinco de 18 integrantes son mujeres, que en el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales son sólo tres de 18, y así podríamos seguir.
La brecha de género que señala Gqual es clarísima. Desde 1945 ha habido 106 integrantes en la Corte Internacional de Justicia, sólo cuatro fueron mujeres. El Comité de Derechos Humanos de la Onu, desde su fundación en 1976 ha tenido 111 integrantes, y sólo 17 fueron mujeres. En la Corte Interamericana no siempre hubo sólo hombres, desde 1979 a la fecha cuatro mujeres pudieron llegar a ese cargo. En la Corte Africana, fundada en 2004, de sus 22 integrantes cuatro han sido mujeres, nada mal podría decirse, conociendo los números anteriores. Gqual entonces invita a que #CambiemosLaFoto. Ojalá funcione.