Antoine Deltour y Raphaël Halet, los dos ex empleados franceses de la consultora Price Waterhouse Coopers (Pwc) que sacaron a luz una cascada de favores fiscales de parte del Estado de Luxemburgo a alrededor de 350 grandes empresas, fueron condenados a penas de cárcel y multas. El periodista que reveló el escándalo, Edouard Perrin, también francés, fue absuelto. Los tres estaban siendo juzgados desde mayo en un tribunal del pequeño ducado (véase Brecha, 6-V-16). A Deltour y Halet, la justicia luxemburguesa los encontró culpables de “robo de documentos, revelación de secretos empresariales y violación de secretos comerciales” y los condenó a 12 y nueve meses de prisión y a multas de 1.500 y 1.000 euros, respectivamente. La sentencia está en suspenso. Según ambos revelaron, Pwc ayudó, entre 2002 y 2010, a más de 350 trasnacionales a evadir miles de millones de euros en impuestos con ayuda del propio gobierno del paisito europeo. Las revelaciones fueron “trabajadas” por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación, el mismo de los Panama Papers, en su primera gran investigación, y difundida por varios grandes medios europeos, como The Guardian y Le Monde.
Si bien Deltour y Halet perdieron sus empleos y son conscientes de que les costará encontrar otro en el sector informático, se sienten “satisfechos” de haber actuado como “lanzadores de alerta” sobre una multimillonaria estafa y de haber forzado cambios en la legislación europea. Poco les importa, dijeron, que el fiscal del caso los llamara “traidores”. “¿Traidores a quién? ¿A las empresas que estafan y a quienes se lo permiten? Puede ser, pero a la gente no.” Ernest Urtasun, eurodiputado por el grupo ecologista en el Parlamento Europeo e integrante de la comisión de investigación de los Panama Papers en ese organismo, dijo que el fallo de la justicia luxemburguesa es “escandaloso”. “La información filtrada por Deltour y Halet fue básica para entender las prácticas de evasión fiscal de las empresas multinacionales en la UE. Este juicio ha evidenciado la situación precaria de los denunciantes e informadores, incluso en los estados democráticos modernos. La Comisión Europea no puede seguir escondiéndose. El presidente de la comisión, el luxemburgués Jean-Claude Juncker, es el responsable político de que haya habido fraude fiscal masivo en la UE, ya que él diseñó este complejo sistema de evasión fiscal. Y ahora vemos cómo en el país que él presidió se persigue a los que denuncian.”