En una época en que las relaciones a distancia se han generalizado, la marca de juguetes sexuales We Vibe se adaptó a los tiempos que corren creando un vibrador con mando remoto. La particularidad de este aparato es que puede controlarse mediante una aplicación para dispositivos móviles a través del sistema Bluetooth, y así una pareja puede mantener encuentros sexuales, a pesar de la lejanía. Quien toma el control del aparato puede proporcionar placer regulando la intensidad, la temperatura y los movimientos del vibrador –incluso crear una playlist o un movimiento vibratorio personalizado– mientras mantiene una charla telefónica o por medio de un chat. Hasta allí todo parece divertido, pero lo cierto es que es menos íntimo de lo esperado.
“¿Le importa si alguien más sabe si usted o su pareja está usando un vibrador a control remoto?, ¿le importa si el fabricante hace seguimiento de su actividad, salud sexual y conoce a quién le da el control?, ¿cómo sabe realmente quién le está haciendo retorcer de placer?” En Def Con, una convención de hackers en Las Vegas, dos expertos en ciberseguridad de Nueva Zelanda introdujeron las interrogantes en un panel titulado “Rompiendo con la Internet de los efectos vibrantes. Lo que aprendimos en la ingeniería inversa a Bluetooth y de juguetes sexuales habilitados para adultos a través de Internet”. “Goldfisk” y “Follower” (seudónimos) demostraron que el vibrador comparte más información de la imaginada. Como toda aplicación, para que funcione es necesaria su conexión a Internet y por supuesto registrarse, lo que implica generalmente vincular la cuenta de la aplicación con una cuenta de correo electrónico a la que ya dimos nuestra información personal.
Pero no sólo se trata de ponerles nombre y apellido a los usuarios del vibrador, sino que además la empresa que regula y actualiza la aplicación, Standard Innovations Corporation, recibe información sobre las preferencias sexuales de las parejas, frecuencias, horarios y ubicación. Los hackers alertaron que dada la cantidad de información y lo delicado de la temática, podría utilizarse para chantajes; e incluso demostraron que es posible tomar el control del aparato de forma remota y activarlo sin aviso.
Si bien en los términos y condiciones de uso de la aplicación no se especifica que existe este envío de información, tampoco se niega su posibilidad. Consultado sobre el tema, el director de la compañía, Frank Ferrari, comunicó que se encuentran en proceso de revisión de la política de privacidad y registro de datos, dado que este aspecto no quedaba claro, y que intentarán una mayor transparencia. Aclaró, además, que las trasmisiones de información están encriptadas y que los datos sólo se toman cuando la aplicación está en uso. Aseguró en su defensa que el dispositivo recolecta la información de los usuarios para mejorar la calidad y el rendimiento del juguete: “Queremos crear productos innovadores, los cuales podrán satisfacer a nuestros clientes. We Vibe 4 Plus recolecta los datos sobre el uso del producto para investigar el mercado y entender qué parámetros y niveles de intensidad le gustan más”.
Por su parte los ciberexpertos decidieron promover el “Acuerdo de juego privado”, una iniciativa para alentar a los fabricantes de juguetes sexuales a respetar las normas básicas de privacidad y seguridad, por medio de la clasificación de los productos. “Queremos incentivar la transparencia para que las personas puedan tomar sus propias decisiones en el momento de comprar”, dijo Follower, y agregó que “una gran cantidad de personas han dicho que (la falta de políticas de privacidad) no es un problema realmente grave; pero si tenemos en cuenta que estamos hablando de personas, la activación no deseada de un vibrador es potencialmente abuso sexual”.