Mario di Lucci Medina murió el 12 de setiembre en Copenhague, pocos días después de cumplir 68 años. Murió en la ciudad de su elección, donde pintó su obra y donde nació su único hijo, Sebastián, de su matrimonio con Hanne. Las grandes telas de Mario llevan la marca de los años violentos de las décadas del 60 y 70 en Montevideo y Buenos Aires. “Yo creo que tuvieron muchísimo que ver, pero en forma totalmente inconsciente”, reconoció en una última conversación que mantuvimos en Copenhague, pocas semanas antes de su muerte. Amigo de toda la vida y gran admirador de su obra, siempre opiné que Mario fue el pintor de los años de plomo. En Buenos Aires, adonde llegó exiliado en 1974, encontró a su maestro, Luis Felipe Noé, uno de los principales exponentes de la nueva figuración argentina, que t...
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