Se anunciaba con bombos y platillos. Hubo fiestas organizadas para la noche de su salida en librerías de todo el mundo, colas multitudinarias de fanáticos disfrazados esperando el minuto exacto del lanzamiento del libro para arrojarse, presurosos, sobre las góndolas. Fue récord histórico de ventas en Estados Unidos, Canadá y Reino Unido. Luego de todo ese ruidaje, producto de una descomunal estrategia de marketing, surgió lo que no muchos sabían de antemano. Y es que, a pesar de que no faltó publicidad sobre el “nuevo libro de Harry Potter”, no muchos compradores eran realmente conscientes de lo que era.
El legado maldito dista bastante de lo que fueron los anteriores libros del niño mago, pero el problema principal es que su estrategia editorial está basada en un engaño poco disimulado. En primer lugar, se trata de una obra teatral, algo que seguramente haya descolocado a unos cuantos lectores desprevenidos. Pero ese es sólo un detalle: en la carátula del libro figura, en letras destacadas –las más grandes después del título–, el nombre de la escritora: J K Rowling. Claro que si se lo mira más de cerca podrá leerse otra frase, mucho más pequeña, que aclara, por encima del nombre: “Basada en una historia de…”. Y es que, además de no ser una novela como las anteriores, el libro no está escrito por Rowling sino por Jack Thorne. Es probable que para muchos fanáticos el libro Harry Potter y el legado maldito –a la venta en Uruguay desde fines de setiembre– haya sido entonces una inmensa decepción. El éxito editorial del año huele, como pocos, a fraude.
El libro reproduce el guión de una obra escrita por Thorne basada en una historia ideada por el director escénico John Tiffany, J K Rowling y Thorne, pero no está escrito por la exitosa autora de la serie. Podrá ser una obra teatral que juega y entiende muy bien el universo del niño mago, pero no está del todo claro qué es lo que ha aportado Rowling a ella.
“Leyendo la obra, mi impresión es que como espectáculo visual debe de ser muy, muy atractiva, pero como texto teatral es pobre. El diálogo es mecánico y poco inspirado. Sin entrar en detalles de la trama, digamos que depende en exceso de la saga ya conocida, sin aportar nada nuevo”, señalaba una fanática a El Periódico, de Cataluña. En The Hollywood Reporter se lo reseñó como “una remezcla de la mitología que ya existía”, y en la revista cultural The Atlantic se apuntaba que, con este libro, “Rowling corre el riesgo de perjudicar su legado”.
Claro está que Harry Potter es un filón propicio para ser explotado por un sinfín de oportunistas hasta el fin de los tiempos, y que su autora es la gallina de los huevos de oro, ya sea escribiendo o simplemente dando su bendición.