Los migrantes discapacitados que viven en Estados Unidos se encuentran doblemente desprotegidos. En ese país son pocos los indocumentados que reciben la atención que necesitarían después de sufrir un accidente de trabajo que los dejó sin posibilidad de seguir laborando. Pero tampoco regresan a México porque saben que el acceso al servicio de salud también sería limitado, manifestó Francisco Argüelles, de la Living Hope Wheelchair Association, de Houston, la cual se dedica a proporcionar suministros médicos a indocumentados con lesiones en la médula espinal.
Argüelles señala que una persona que dejó su país para ayudar económicamente a su familia y sufrió un accidente vial, de trabajo, o recibió un balazo porque lo asaltaron y por ello no puede volver a caminar, corre el riesgo de desarrollar una depresión profunda.
Además, comenta, una vez que el migrante se encuentra discapacitado enfrenta tres barreras: falta de oportunidades de trabajo y de acceso a programas que lo ayuden. Están marginados de todo eso por su condición de indocumentados. También tienen el escollo del idioma y problemas de accesibilidad, porque aunque Estados Unidos sea un país del Primer Mundo, carece aún de cultura de respeto a la persona que se encuentra en esa situación.
No obstante, los migrantes no regresan a México, pues a pesar de que añoran muchísimo volver, saben que su calidad y expectativa de vida en las condiciones de acceso limitado a los servicios de salud, trabajo e inseguridad no son buenas, y por lo tanto se quedan allá.
Jessica Xantomila
(Tomado de La Jornada, por convenio.)