La ceremonia de los Globos de Oro del pasado domingo adquirió un tinte político importante; si bien la última campaña presidencial estadounidense había involucrado como nunca a personalidades de la industria cinematográfica, en esta ceremonia tampoco se ahorraron los comentarios anti-Trump. Aunque ya no es novedad que las filas de Hollywood están compuestas principal y básicamente de demócratas, lo curioso es que, lejos de resignarse o llamarse a silencio luego de la derrota electoral, hayan decidido hoy redoblar sus discursos oposicionistas.
Luego de recibir el premio honorífico Cecil B Demille, la actriz Meryl Streep dijo frente al micrófono:“¿Qué es Hollywood? Gente de un montón de sitios. Yo nací y fui educada en los colegios públicos de Nueva Jersey, mientras Viola (Davis) nació en una casa sencilla de Carolina del Sur; Sarah Paulson nació en Florida, criada por una mujer soltera en Brooklyn; Sarah Jessica Parker fue una niña más de una familia de Ohio de entre siete u ocho hermanos. Amy Adams nació en Vicenza, Italia; y Natalie Portman nació en Jerusalén, donde se dan certificados de nacimiento. Y la bella Ruth Negga nació en Addis Abeba, en Etiopía, y fue criada en Irlanda; Ryan Gosling, como todas las mejores personas, es canadiense. Dev Patel nació en Kenia, fue criado en Londres y está aquí por interpretar a un indio criado en Tanzania. Hollywood está cargado de ‘forasteros’ e inmigrantes (…). Pero hubo una performance que me chocó este año. No porque fuera buena, no hubo nada de bueno en eso, pero fue eficaz y cumplió con su papel de hacer reír a la audiencia, mostrar sus dientes. Fue el momento en que la persona que aspiraba a sentarse en el asiento más respetable de nuestro país imitó a un reportero con discapacidad, alguien a quien superaba en privilegios, poder y capacidad de defenderse. Me rompió el corazón. Vi eso… y todavía no puedo sacarlo de mi cabeza, porque no era una película. Era la vida real. Y cuando ese instinto para humillar es llevado a cabo por alguien con presencia en la vida pública, por alguien poderoso, se filtra en la vida de todos y es una especie de permiso para que otra gente haga lo mismo. La falta de respeto invita a la falta de respeto, la violencia incita a la violencia. Cuando los poderosos usan su posición para oprimir a otros, todos perdemos”.
La referencia de la actriz recordaba un episodio desafortunado durante un acto en Carolina del Sur, en el que el candidato republicano se burlaba de Serge Kovaleski, un reconocido periodista que sufre la enfermedad llamada artrogriposis. En su “performance” Trump lo imitaba con gestos toscos y voz entrecortada.
Como respuesta al discurso de la actriz, Trump twiteó refiriéndose a Streep como “una de las actrices más sobrevaloradas de Hollywood”, y criticando que lo atacara sin conocerlo personalmente. “Ella es una…”, remató Trump, tragándose el insulto. En otra publicación describió a Streep como una “lacaya de Hillary Clinton”.
Pero si bien fue el más viralizado, el de Streep no fue el único discurso que cargó contra Trump durante la ceremonia. Al inicio, el presentador Jimmy Fallon había señalado que la entrega de los Globos de Oro es uno de los pocos lugares que quedan en Estados Unidos donde se respeta el voto popular. Luego comparó al presidente electo con el rey Joffrey, de la serie Game of Thrones. “¿Cómo sería si Joffrey no hubiera muerto? Bueno, en 12 días nos enteraremos”, dijo, refiriéndose a la toma de mando del próximo 20 de enero.
También Hugh Laurie (House), al recibir su premio como mejor actor de reparto por The Night Manager, hizo alusión al magnate, especulando con que quizá esa fuese la última ceremonia de los Globos de Oro. “No quiero sonar melancólico, pero tiene las palabras ‘Hollywood’, ‘extranjero’ y ‘prensa’ en el título”, dijo, en referencia a la Asociación Extranjera de Prensa de Hollywood, organismo que otorga los premios. Agregó que a algunos republicanos tampoco les gusta la palabra “asociación”, e ironizó aceptando su premio “en nombre de los billonarios psicópatas de todas partes”.