Ahora que la presidencia estadounidense será ocupada por Donald Trump, quien amenaza con políticas proteccionistas especialmente contra China, el secretario general del Partido Comunista chino, también conocido como presidente Xi Jinping, se ha presentado nada menos que a la reunión del World Economic Forum en Davos como el principal paladín de la globalización. Al menos eso es lo que dice la prensa, aunque no podemos estar del todo seguros, en parte porque las palabras dichas por Xi y su sucesiva divulgación acompañada de textos con opiniones, comentarios e interpretaciones son a veces traducciones de traducciones y a veces traducciones hechas por máquinas y, como cualquiera sabe, no hay ni máquina ni traducción perfecta.
El País madrileño publicó que Xi habría dicho este disparate botánico: ”Los chinos suelen decir que los dátiles crecen en arbustos espinosos. Nada es perfecto”. Concedamos que nada es perfecto, pero sabiendo que Xi es una persona educada (estudió ingeniería química en la misma universidad donde luego se doctoró en teoría marxista), rodeada de sabios y asistentes con títulos académicos, resulta difícil creer que ninguno de ellos hubiese recordado, antes de aprobar el texto de lo que sería un discurso tan importante, que los dátiles no crecen en arbustos espinosos –ni siquiera crecen en arbustos, a secas– sino en palmeras. Como el dislate olía a error de traducción, busqué las versiones en inglés del discurso de Xi, previendo que también allí encontraría desaciertos. Pero resultaron ser distintamente disparatados.
En la versión en inglés del discurso del presidente Xi publicada por la página web del World Economic Forum se le adjudican las siguientes palabras: “As a line in an old Chinese poem goes, ‘Honey melons hang on bitter vines; sweet dates grow on thistles and thorn’. In a philosophical sense, nothing is perfect in the world” (“Como dice un verso de un antiguo poema chino, ‘los melones crecen en tallos amargos, los dulces dátiles crecen en cardos y espinos’). Esto es más poético pero incluso peor que la versión madrileña, porque ni los cardos (ni los abrojos, que es la palabra usada en traducciones modernas de la Biblia cuando aparece esta frase en el Génesis, 3:18) ni los espinos (un arbusto espinoso) producen dátiles. Uno puede imaginarse que el periodista madrileño podría confundir una palmera en el desierto iraquí con un arbusto, ardiendo o no, pero no con un cardo.
Volviendo al tema: la globalización según Xi no será perfecta, y quizás sea contradictoria e incoherente, como unos abrojos que den higos o un espino que produzca uvas, pero a la larga será buena para el pueblo. ¿Lo será?
“Por sus frutos los conoceréis” (Mateo, 3:20).